Cuentan que estaban las fuerzas vivas cenopistas en la plaza escuchando la efusiva intervención del maestro de ceremonias quien tenía la encomienda de “destapar” a quien sería el próximo dirigente nacional del sector popular del PRI.
Frente al micrófono y bajo los intensos rayos del sol -que le hacían lo que el viento a Juárez-, el orador prácticamente había recitado todos los adjetivos elogiosos habidos y por haber, incluídos sus sinónimos encontrados en todos los diccionarios, a favor del “elegido”: el ex gobernador de Oaxaca, José Murat Casab.
La descripción que se hacía del próximo ungido retumbaba a quién sabe cuántos kilómetros a la redonda de la plaza principal donde se efectuaba tan esperado acto.
Pero los asistentes no sólo coincidían en ese momento con el perfil que el hombre en el micrófono dibujaba con palabras, sino que habían sido “acarreados”, perdón, llevados voluntariamente, o más bien llegaron al lugar convencidos de que Pepe Murat -como confianzudamente le dicen sus amigos-, era el hombre por el que tantos años esperaron para sacar del marasmo y prácticamente del estado de “coma” en que por muchos años ha permanecido la Confederación Nacional de Organizaciones Populares.
El “Gran Elector” les había “leído” la mente y había decidido bien: Murat Casab tenía la capacidad, la sabiduría las agallas, la fortaleza, la visión, la experiencia y la sensibilidad para hacer “renacer” a uno de los pilares del partido tricolor que se prepara para enfrentar una nueva edición de la “madre” de todas las batallas: la elección presidencial del 2018.
Y quién mejor para lograr esto que José Murat, quien tranquilamente se encontraba ya descansando en su cálido hogar observando cómo lo que fue el otrora todo poderoso partidazo se iba a “pique”.
La felicidad reinaba en esa pintoresca plaza pública que había sido testiga mudo de quién sabe cuántos romances entre bellas doncellas y apuestos caballeros del pueblo -y que ahora lo era del encuentro entre Murat y los cenopistas-, en la que los presentes reiteradamente interrumpían con sus aplausos al orador de cuya boca sólo salían únicamente flores para el destacado político oaxaqueño.
En eso llega un sudoroso y exhausto mensajero con una tarjeta en mano que le entrega atropelladamente al maestro de ceremonias, quien al leer lo ahí escrito hace una mueca no de sorpresa sino de amplia experiencia por escenas como ésta antes tantas veces vividas, luego hizo una pausa en su discurso que cortó la respiración a los asistentes ante la expectativa por saber qué decía la dichosa tarjeta.
El orador, experto en el manejo de las grandes masas, abrió la boca y dijo:
“Bueno, pues si todo esto que he dicho es nuestro compañero Pepe Murat… hay otro más mejor que él: ¡el senador Arturo Zamora Jiménez!”.
Y  el jalisciense senador Zamora Jiménez asumirá en las próximas horas la dirigencia nacional del sector popular del PRI, de la CNOP en el país, luego de haberse registrado hace unos momentos como candidato único.
¡Ah! Y Pepe Murat se irá a reflexionar a las sabias oficinas de la Fundación Colosio.