La empresas de estudios de opinión también fueron ampliamente derrotadas este domingo 7 de junio: no hay una sola empresa que pueda decir que se acercó de manera respetable al resultado que los ciudadanos expresaron en las urnas en las elecciones de Jalisco.
De por sí ya venían arrastrando cierto nivel de descrédito por los desaciertos de elecciones anteriores.
Hoy el tema es más grave: para empezar necesitan recuperar la confianza de sus potenciales clientes: gobiernos, partidos y candidatos, antes de buscar que la ciudadanía les crea.
Ni las encuestas que daban como ganadores a los candidatos del partido Movimiento Ciudadano lograron predecir cercanamente la contundente diferencia que lograron en las casillas Enrique Alfaro en Guadalajara y Pablo Lemus en Zapopan.
Tan no lo predijeron que el día de la elección tuvieron que revisar y auditar su resultado de las encuestas de salida, porque no creían que fueran tan amplias la diferencias que arrojaban.
Después de esta nueva derrota de las empresas dedicadas a los estudios de la opinión pública, sus dueños y directivos deben hacer una profunda revisión de sus métodos y de sus recursos.
Con el despegue de los medios sociales de comunicación en la internet existen otros mecanismos de revisión y análisis del estado de ánimo de la sociedad. La Minería de Datos (Data Mining) se está convirtiendo en un método muy eficiente y certero, porque las expresiones que hace la mayoría de la gente en las redes sociales son más sinceras y espontáneas que las que expresa ante un encuestador. Y aún son pocas las empresas que ofrecen de manera eficiente este recurso como complemento en sus análisis.
Por estos días se escucha decir a los encuestadores que los resultados de sus estudios de opinión no fueron certeros porque “la gente se enseño a mentirles a los encuestadores”. Una justificación bastante infantil, pues se supone que sus metodologías deberían poder expresar las verdades del estado de ánimo de la opinión pública, no mentiras disfrazadas.