Cuando Emilio González Márquez urgió al gobierno de Jorge Aristóteles Sandoval Díaz a actuar rápido en contra de sus colaboradores que hubiesen incurrido en irregularidades o ilícitos, a los pocos días fue aprehendido Rodolfo Ocampo Velázquez…
Ahora, cuando no obstante “cargar” con dos casos de expulsión de panistas durante su gestión como dirigente estatal de su partido, criticó y reprobó la expulsión de su ahora ex correligionario Ricardo Rodríguez Jiménez del PAN, recibió un “gancho al hígado” del coordinador de los diputados locales, Gildardo Guerrero Torres, quien le recordó que su “mentada” a los jaliscienses “tronó” a Acción Nacional.
Guerrero Torres no sólo le recordó a González Márquez que durante su época como dirigente del PAN se expulsó a los finados Manuel Castelazo Mendoza y a José Cirano Amaranto Padilla López, sino que le “pegó” donde ya ni siquiera sus adversarios políticos de otros partidos le “pegan”, que fue esa famosa “mentada de madre” durante aquel Banquete del Hambre que hasta el cardenal emérito Juan Sandoval Iñiguez quiere olvidar…. ¡Ya no digamos el propio Emilio!
Aparentemente, este recordario de Gildardo a Emilio sobre la “mentada” parece que no viene al caso, pero quizás el diputado Guerrero Torres no encontró mejor ejemplo para demostrarle a González Márquez que la ofensa no abona y sólo resta, como aquella le restó al PAN los votos necesarios para mantenerse en el gobierno estatal.
En una inédita carta de nueve párrafos que nunca ningún ex Gobernador había recibido de un correligionario para reclamarle sus declaraciones, Gildardo Guerrero le dice a Emilio González que leyó con desconcierto su declaración de que levantaba la voz para decir que “no es tiempo de expulsar a alguien por la simple manifestación de sus ideas”.
Los cuatro párrafos siguientes de la carta de Gildardo a Emilio, no tienen desperdicio:
“Por estas declaraciones me siento con el deber (…) de expresarte que una voz como la que representas al interior del partido no puede basarse en las lecturas que tú le das a los medios para juzgar la gravedad de las conductas del personaje en mención, como sus dichos en público y en privado acerca de la vergüenza que para él representa el pertenecer a Acción Nacional y su acercamiento primero con el PRI y ahora con una fuerza política efímera, hueca y a la sombra de un caudillo, lo cual ofende al partido y a sus miembros; tú lo sabes bien, que el denostar u ofender no abona y sólo lleva a restar. Como candidato a diputado del distrito 12 y ahora como representante de dicho distrito, la ciudadanía me sigue recordando aquella afrenta ocurrida el 23 de abril, la cual provocó que el gobierno que tú encabezabas rompiera el lazo de confianza con la ciudadanía y el partido.
“Lo he dicho una y otra vez: en el PAN se vale disentir, más no dimitir. Difiero con la idea de que no se deba expulsar a nadie, sino de sumar a todos, creo más bien que un partido que no toma determinaciones, por más difíciles o dolorosas que pudiera ser, puede restar, el tiempo de sumar no es una tarea temporal sino permanente (…).
“Leyendo tus declaraciones me sorprende que apuestes al olvido y juzguez acciones similares de manera diferente, ya que en tu período como dirigente estatal de Acción Nacional se expulsó a Manuel Castelazo en 1999 y a José Cirano Padilla en 2001…
“La época de la transición democrática en Jalisco (…) ya quedó atrás. (…) No puedo esperar menos de un actor tan importante como eres tú en esta etapa, que así como eres capaz de defender con convicción tu ejercicio de gobierno y a tus funcionarios por más cuestionados que estos sean, hagas lo propio y respetes y aportes en las decisiones de quienes ahora nos toca conducir esta nueva etapa del PAN de vuelta a la oposición que trata de retomar el camino y la confianza de los jaliscienses”.
Y remata, igual de contundente, con una frase de Manuel Gómez Morín:
“El PAN nunca se casará con un régimen, ni aún con el que pudieran formar hombres suyos llegados al poder”.
¡Ouch…!