Resulta imposible deslindar a cualquiera de los actuales diputados de todo el desprestigio que carga la 59 Legislatura y cuya historia y fama negativa quedarán de ejemplo -junto con las de las Legislaturas 57 y59- para las siguientes. Son ejemplo claro de lo que no deben hacer los diputados.
El trabajo legislativo que positivamente hubiesen hecho los hoy diputados, queda sepultado bajo el fanjo de irregularidades y del “cochinero” administrativo y financiero que caracteriza a la actual Legislatura. Así como inició, así termina. De manera vergonzante.
Quizás los únicos que pudieran sentirse aliviados por no quedar “machados” por la mala, pésima quizás, fama de sus correligionarios son los diputados suplentes que llegaron a cubrir a quienes ocupan hoy un nuevo cargo público pero que no podrán quitarse jamás el estigma de haber formado parte de la 59 Legislatura.
José María Martínez, Jesús Casillas o Enrique Aubry podrán tuitear presumiendo todo lo que hacen en la Cámara de Senadores o de Diputados, podrán revelar que han presentado quién sabe cuántas iniciativas o que han subido quién sabe cuántas ocasiones a la tribuna, pero ellos, al igual que los que se quedaron o se fueron a formar parte de algún Ayuntamiento, son responsables de la tragedia y la pésima imagen que hoy padece el Congreso del Estado.
Ninguno de ellos pueden lanzar la primera piedra…
Pero la gran pregunta que ronda en el ambiente es: ¿Qué va a suceder a partir del uno de noviembre, cuando entren al relevo los integrantes de la 60 Legislatura?
Y la pregunta no es, por el momento, si la Legislatura entrante será igual, peor o mejor a la que está por despedirse sino si será cómplice y abonará a la impunidad quedándose callada sin actuar en contra de los responsables de la severa crisis que vive hoy el Poder Legislativo.
Algunos de los próximos diputados han reconocido que sus correligionarios actuales les han advertido un dicho por demás visionario: “como me ves, te verás…”, como si hubiese un tipo de maleficio contra el Congreso estatal y no pudiera haber Legislatura próxima alguna capaz de no incurrir en los tropiezos de las tres últimas Legislaturas.
A partir de hoy, sólo 15 días de vida le quedan a la Legislatura 59, una Legislatura que será señalada como la peor en la historia del Poder Legislativo. ¿O habrá alguien que lo niegue?