En agosto de 2004, cuando fungía como presidente del Comité Directivo Estatal del PRI, le pregunté a Javier Galván Guerrero:
¿A qué le tienes miedo?
– A la muerte…
Así, sin titubear me respondió Galván Guerrero en una entrevista de las muchas que tuve oportunidad de hacerle desde cuando era dirigente juvenil de Vanguardia Juvenil Agraria, pasando por la presidencia municipal de Autlán, las diputaciones federal y estatal, presidente estatal del PRI y regidor en Guadalajara.
Esta respuesta fue a la pregunta en una entrevista, de dos que le hice -en 2004 y 2007-, de las llamadas “de bote pronto” que vale la pena reproducir para recordar quién era y cómo pensaba el extinto delegado del ISSSTE, más allá de su figura como político:
¿Cómo te defines?
– Obedezco mucho a mis principios y a mi formación de lucha, de constancia y de perseverancia.
¿Hasta dónde debe conocerse la vida privada de los hombres públicos?
– Creo que es una cuestión que ya debe dejar de ser un mito. La vida privada de los hombres públicos sí debe tocarse. Ya no debe existir el misterio. Si el hombre público me representa a mí y a mi familia, ¿por qué yo no puedo tener el derecho de conocer cómo vive, qué hace y con quién convive?
¿Qué te hace enojar?
– La indisciplina y la deslealtad.
¿Qué te puede hacer llorar?
– Yo soy muy sentimental. Hay una canción que me hace soltar algunas lágrimas: “Amigo”, la que le dedicaron al Papa (Juan Pablo II).
¿Qué te dices cuando te ves frente al espejo?
– ¡Cómo has cometido errores, Javier! ¡Ponte las pilas y sé mejor que ayer…!
¿Cuál es tu mayor miedo?
– La muerte… y ser un mal ejemplo para mis hijos… y el veredicto de la sociedad.
¿Cuál fue el último libro que no fuiste capaz de terminar de leer?
Juegos de Poder, de Dick Morris.
¿Cuál es le mejor libro que has leído?
– Las 48 leyes del poder.
¿Qué libro quemarías?
El Yunque (risas… quiero quemarlo con toda su historia (risas).
¿Qué personaje borrarías de los libros de historia?
– ¡Híjole! En la secundaria me dijeron que habría que borrar a un presidente de la República: Antonio López de Santa Ana, pero yo me lo reservaría. Borrarlo sería como quitarle un eslabón de esta gran cadena. Para bien o para mal, ahí esta.
¿Cuál es el aparato en casa que no has aprendido a manejar?
– Un Ipod que me regalaron mis hijos. No sé cómo bajar la música. Mi hija de diez años me puso la muestra.
¿Qué es lo más exquisto que has comido en tu vida?
– ¡El pozole!
¿Cuál sería el platillo de tu última cena?
– Los chiles rellenos.
¿Dónde queda el paraíso?
– En la Costa Alegre, allá adelante de Autlán.
¿En qué lugar te gustaría que te agarrara el fin del mundo?
– En el mar, haciendo oración.
¿Una debilidad?
– Que nos gane la emoción.
¿Una pesadilla?
– Que el PRI pueda perder en el 2006.
¿Qué te disgusta?
– La perdida de confianza.
¿Un vicio?
– El cigarro.
¿ Una mascota?
– El perro.
¿Un disfraz?
– Una cachucha.
¿Una maña?
-La información.
¿Un sueño?
– Recuperar la gubernatura.
¿Qué te gusta de tí?
– La emoción, la entrega y pasión por la política.
¿Una virtud?
– La constancia.
¿Un defecto?
– Mis imprudencias.
¿Lado oscuro?
– Ser obsesivo.
¿Un epitafio sobre tu tumba?
– “Se entregó por el bien”.