Sumidos en su propio “laberinto”, los diputados locales están ávidos, urgidos de credibilidad, de que se les reconozca el esfuerzo que han hecho por sanear financiera y administrativamente al Congreso del Estado y porque se ponga atención a su labor legislativa.
“Dime un escándalo de algún diputado…”, me pide el diputado Enrique Velázquez, presidente del Congreso y coordinador de la bancada del PRD.
“En el lapso de un mes hemos aprobado ocho iniciativas importantes y trascendentes…”, refiere el diputado Miguel Castro Reynoso, coordinador de la fracción parlamentaria del PRI y dirigente de este partido en Guadalajara.
Los secundan en su postura los legisladores Elías Iñiguez, del PAN, y Salvador Zamora, del Partido Movimiento Ciudadano. Momentos después tercia la diputada priista Yolanda Rodríguez: “Hemos trabajado en favor de las instituciones… ¡alguien tiene que hacerlo!”, reclama.
Todo lo anterior se registró durante las dos horas de análisis, discusión y debate celebrado el viernes pasado en la mesa del programa radiofónico Desayunando con Radio Noticias, en el que quedó de manifiesto la impotencia de los legisladores por no lograr convencer a los ciudadanos de que ellos son diferentes a sus antecesores… al menos en el manejo administrativo-financiero del Congreso.
“Ninguno de nosotros trae vehículos del Congreso; el presidente ya no recibe los 60 mil pesos que anteriormente recibía un presidente del Congreso…”, presume el perredista Enrique Velázquez para remarcar esa diferencia con los de antes.
Velázquez reconoce que han sido incapaces de comunicar, de transmitir sus logros… por falta de recursos económicos para hacerlo.
Ante los cuestionamientos rigurosos e incisivos del periodista José Ángel Gutiérrez  y los míos -ambos conductores del programa-, Zamora, Iñiguez, Castro y Velázquez claman credibilidad y que se les reconozcan sus hechos. Pero aceptan su fracaso para lograrlo.
Quizás nunca como ahora, en esta mesa radiofónica, quedó de manifiesto ese reclamo de los diputados de las diversas fuerzas políticas representadas en el Congreso por ser reconocidos como diferentes a sus antecesores; por sus esfuerzos para sanear las arcas legislativas; por su propósito de no abusar de los privilegios de los que gozaron quienes los antecedieron; por convencer de que, efectivamente, ellos son… diferentes.
Pero la impotencia de no convencer se les nota “a flor de piel”…
Les queda tiempo, casi dos años, para lograr que la sociedad, la ciudadanía les crea…