En los últimos meses se ha integrado dentro del PRI una corriente que le apuesta a que el senador y a partir de hoy dirigente nacional de la CNOP, Arturo Zamora Jiménez, vuelva a ser candidato a la gubernatura en 2018, quizás impulsados por el resultado de las tan cuestionadas encuestas que lo colocan como el priista mejor posicionado, aunque aún muy alejado de quien encabeza las preferencias: el cada vez más desgastado presidente municipal de Guadalajara, Enrique Alfaro Ramírez.
Al parecer este grupo o corriente no ha sido -contra lo que no pocos pensaran- mal vista en Casa Jalisco; por el contrario, al parecer entre los colaboradores del gobernador Jorge Aristóteles Sandoval hay quienes se han acercado y participado, incluso, en algunas reuniones que bien podrían ser interpretadas como mensajes de la búsqueda de una unidad aún no concretada del todo.
El primer mensaje que se da en este sentido es el encuentro del pasado sábado cuando el grupo que podríamos denominar de filozamoristas se reunieron en torno a la candidatura del secretario del Trabajo, Héctor Pizano Ramos, a la dirigencia estatal del PRI para manifestarle su apoyo.
Ahí estuvieron Enrique Dau Flores, Eugenio Ruiz Orozco, Abel Salgado Peña, Juan Alcalá Dueñas, Héctor Robles Peiro, Francisco Morales Aceves, José María Muriá, Héctor Pérez Partida y hasta el propio Leobardo Alcalá Padilla, aspirante también a la dirigencia estatal y quien, por cierto, aprovechó la reunión misma para manifestarle a todos los presentes cuál es su pretención: relevar a José Socorro Velázquez.
Los enterados advirtieron que con esta reunión en torno a Pizano Ramos para convertirse en el nuevo dirigente priista, se manda el primer mensaje de que en esta carrera -por la presidencia del comité estatal- van juntos el gobernador Aristóteles Sandoval y el senador Zamora Jiménez, lo que vieron con buenos ojos para lo que viene después y que consideran debe ser la prioridad de todos los priistas: la unidad para enfrentar al adversario común: el Partido Movimiento Ciudadano y su candidato a la gubernatura, Alfaro Ramírez.
Asimismo, consideran que este puede ser el primer paso en busca de la reconciliación política entre los aristotelistas y los zamoristas, pero sin cantar victoria o asegurar que esta alianza ya se concretó y quedó sólidamente sellada, aunque otro buen mensaje es la decisión de Aristóteles Sandoval de asistir a la toma de protesta de Arturo Zamora como nuevo dirigente nacional del sector popular a celebrarse la tarde-noche de hoy.
Estas -dicen aquellos que no pierden la esperanza de un repunte de su partido en la preferencia ciudadana-, son buenas señales para el priismo jalisciense.
Así, pues, cuando había quien creía que el zamorismo podría ser la piedrita que la carrera de Pizano Ramos enfrentara para lograr la dirigencia estatal del PRI, ya quedó demostrado y evidenciado que, por el contrario, a esta corriente la sumó como aliada.