En el lenguaje de la política se designa como operador político al personaje que cuenta con las habilidades, contactos y experiencia para obtener un objetivo político o para resolver problemas y conflictos.
Para el ejercicio del poder, sobre todo en el gobierno, contar con un buen número de operadores políticos es esencial para llevar una administración a buen puerto.
El gobernador Jorge Aristóteles Sandoval Díaz no se ha caracterizado por contar con un buen equipo de operadores. Su ausencia no se notó tanto durante el primer trienio, dado que contar con mayoría en el Congreso y en los principales municipios -sobre todo en la zona metropolitana- facilitaban las cosas. En esas condiciones cualquiera podía ser un mediano operador.
Pero, luego de la elección de junio pasado, en la que el PRI perdió la mayoría en el Congreso y casi toda la zona metropolitana, la falta de operadores puede ser mucho más notoria, sobre todo en la difícil convivencia que se espera entre el PRI en el gobierno estatal y el partido Movimiento Ciudadano (MC) que lo tiene prácticamente rodeado.
La salida de Arturo Zamora Jiménez de la Secretaría General de Gobierno dejó un vacío en esa dependencia que su actual ocupante está muy lejos de llenar. Roberto López Lara, titular de esa secretaría desde mayo del año pasado ha dejado mucho que desear y su utilidad real se ha ido diluyendo, al grado que en las últimas semanas buenas horas de su día las pasa en presidiums de actos protocolarios, en representaciones del gobernador o en reuniones de menor importancia.
Su mal desempeño en los conflictos de los maiceros, de los maestros y de los taxistas, entre otros, han sido serios tropiezos en la función del sustituto de Zamora. En el Congreso prácticamente fue anulado como interlocutor por Rafael González Pimienta, el coordinador de los diputados del PRI.
Quien ha sido sin duda uno de los grandes operadores del gobernador de Jalisco es Francisco Ayón López, el Secretario de Educación multitareas, que tiene que entrar al quite no sólo en los asuntos educativos y en los consejos de administración del Siapa y Pensiones, sino en la operación política de diversos temas que le encarga Aristóteles Sandoval. Su importancia puede crecer aún más en los próximos años por la buena relación que ha mantenido con la cúpula de MC, que co gobernará el estado.
Con mucha experiencia y habilidad política, el coordinador Rafael González Pimienta ha sido también un eficiente operador del gobernador priista. El político originario de Puerto Vallarta, pero con un amplio conocimiento de la política estatal y nacional termina su función el último día de octubre, pero la necesidad que tiene Aristóteles Sandoval de contar con sus buenos oficios ha generado los fuertes rumores de que se le estaría proponiendo que sustituyera a Roberto López en la Secretaría General de Gobierno o que operara desde la de Desarrollo Rural.
Un tercer buen operador del gobernador es el hoy Secretario del Trabajo Héctor Pizano Ramos. Desde esa posición puede ser un buen articulador con los sectores empresarial y sindical y ampliar su radio de acción a los asuntos políticos.
Una baja importante que tuvo Aristóteles Sandoval después de la elección fue la de Alberto Lamas Flores, quien era un operador importante con los medios de comunicación , con algunos círculos de poder y al interior del equipo de gobierno. El gobernador se vio obligado a enviarlo de representante a la Ciudad de México, abriendo un hueco que se también se ve difícil de llenar.
Y no hay más: el resto del equipo cercano del gobernador está muy, pero muy lejos de alcanzar siquiera el nivel de operadores de medio pelo.
Esa es la condición crítica que habrá de vivir Aristóteles Sandoval en el segundo trienio de su administración: más problemas, más conflictos y más oposición pero con menos operadores capaces.
El problema además es que un buen operador político no se forma de la noche a la mañana.