Mientras que para algunos puede considerarse como un juego abierto por el poder al interior del Partido Acción Nacional, para otros es el inicio de la tradicional “guerra sucia”.
Y si ayer el “blanco” de este “fuego amigo” fue el entonces dirigente estatal Eduardo Rosales Castellanos, hoy lo es su sucesor Hernán Cortés Berumen, aunque por razones diferentes a los de aquél.
Lo anterior quedó de manifiesto ayer durante la celebración de la asamblea estatal del PAN, cuando en los parabrisas de los automóviles estacionados afuera del Auditorio Telmex fue colocada una calcomanía que lanzaba el contradictorio mensaje: “Unidad si, Hernán no”.
Todo parece indicar que los panistas no aprenden la lección del 2009, pues mientras en el discurso hablan de unidad, en los hechos es todo lo contrario y los “golpes bajos” se ponen a la orden del día.
Y esto apenas comienza…