En su reciente visita a Jalisco el fin de semana anterior, el dirigente nacional del PRI,  Enrique Ochoa Reza, demostró que anda perdido; envió un mensaje de distanciamiento con el gobernador Aristóteles Sandoval y su gabinete; y demostró un desconocimiento total de lo que sucede en esta entidad.
Ochoa Reza vino a encabezar un foro organizado por el ICADEP -Instituto de Capacitación y Desarrollo Político- del PRI, en un momento en que el gobernador del Estado estaba ausente por su gira por Asia -¿no era conveniente programar el evento priista cuando el Mandatario estuviera presente o su asistencia era lo menos relevante?-, pero el dirigente nacional y los organizadores fueron muy cuidadosos de no extender la invitación, cuando menos por mera cortesía, a los integrantes del gabinete aristotelista.
Sólo fue convidado el secretario general de Gobierno, Roberto López Lara. Nadie más.
Ni dirigentes de los sectores y organizaciones adheridos al PRI fueron convocados, aunque algunos lograron “colarse”. Incluso, trascendió que impidieron el acceso a Guillermo Cosio Gaona, hijo del ex gobernador Cosío Vidaurri, quien también logró ingresar para acompañar a su padre.
Al parecer la clase política priista estorbaba en un evento meramente… priista.
Ese fue el primer tropiezo de Enrique Ochoa en Jalisco.
El segundo fue cuando declaró que si bien los comicios de 2018 están lejos y que se concentrará en los de año próximo, aseguró que en Jalisco -como en el país- “tenemos potentes candidatos y prospectos a candidatos (…). Vemos mujeres y hombres con trayectoria dentro del PRI y, por supuesto, somos un partido con puertas abiertas a la ciudadanía…”.
¿Cuáles son los “potentes candidatos” del PRI en Jalisco, por ejemplo, para la gubernatura? ¿Cuáles son los “potentes prospectos a candidatos” a las alcaldías de la zona metropolitana que aseguren la recuperación del territorio perdido en 2015 frente al partido Movimiento Ciudadano?
Para la gubernatura parece que el PRI no tiene más que un sólo nombre: el de Arturo Zamora Jiménez, de quien he dicho que no tiene el menor ánimo de volver a ser candidato a la gubernatura y sí, en cambio, a proseguir su carrera política en la capital del país.
Fuera de Zamora Jiménez, ¿qué otros “potentes candidatos” observa Ochoa Reza para el 2018? ¡No existen! Porque quien califica de “potentes” a sus candidatos quiere decir que son competitivos y con amplias posibilidades de triunfo, y la verdad que no existen. Ni para la gubernatura ni para las alcaldías de Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque y Tonalá.
Y no lo digo yo, lo dicen los propios militantes y también los integrantes de esa clase política que fue desdeñada por su presidente nacional.
Pero el joven dirigente priista cometió el error de todos los políticos: querer hablar de todos los temas, aún y cuando ignore los mismos. Hablar por hablar, cuando la mejor recomendación es callar y “poner pies en polvorosa”.
He aquí algunos ejemplos más de lo perdido que anda el dirigente nacional del PRI.
1. Le preguntaron sobre el tema de la corrupción, concretamente de los “moches” en la Secretaría de Infraestructura y Obras Públicas (SIOP), y declaró que su partido debe estar atento a que se realicen las investigaciones y se castigue a los culpables.
¿Sabrá Ochoa Reza que no existe ninguna denuncia formal al respecto y que por ello no existe investigación alguna, como ya lo declaró tanto el gobernador como la propia Contralora del Estado? ¿Sabrá Enrique Ochoa que  desde el número 222 de la Calzada del Campesino no ha salido ni una palabra de condena a este caso? ¿Sabrá que jamás la dirigencia estatal del PRI se atreverá a inmiscuirse en un asunto que ya de por sí es demasiado incómodo para el Ejecutivo estatal?
2. Le cuestionaron sobre el caso de la ratificación o no del magistrado Leonel Sandoval Figueroa, padre del gobernador. Ochoa Reza no tuvo el tino de quedarse callado o responder lo que era lo correcto: que ese es un asunto es de la incumbencia de los poderes Judicial y Legislativo y que sus diputados en este último serán los que tomen la decisión en el marco de la ley.
No, el muchacho se fue de “bruces” y declaró: “Se tiene que revisar con mucho cuidado”. ¿Qué y por qué ese asunto debe de revisarse con cuidado si basta con que los diputados se ajusten a lo establecido en la ley correspondiente? ¿Qué es exactamente lo que los diputados priistas deben de “revisar con mucho cuidado”: ¿El trabajo del magistrado? ¿Los efectos políticos de ratificar o no a un magistrado? ¿El hecho de que sea el padre del gobernador y cuyo cargo asumió mucho antes de que su hijo fuera electo mandatario? ¿Ignora, acaso, que para este asunto los diputados priistas se reportan en Palacio de Gobierno y no en Calzada del Campesino 222? ¿O qué mensaje pretendió enviarle a sus diputados y quizás al propio Aristóteles con eso de que “se tiene que revisar con mucho cuidado”?
Así de perdido en Jalisco estuvo el dirigente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, a quien por cierto el dirigente estatal, José Socorro Velázquez, le organizó un desayuno dominical con los directivos de los medios de comunicación… al más viejo estilo del viejo PRI.