En el argot del ambiente judicial, entre abogados, se conoce con el término “huisachero” a aquel que ejerce la abogacía sin título profesional o al mañoso que se vale de trampas para salirse con la suya.
Para vergüenza de Jalisco, a Luis Carlos Vega Pámanes, el presidente con licencia del Supremo Tribunal de Justicia le queda más apropiado el título de huisachero que el de abogado.
Con huisachadas logró librarse de la pena de cárcel que se merecía cuando en 1984 robó con arma de fuego, huyó, mató imprudencialmente y se resistió a su detención. Quienes conocimos de cerca el poder que tenía en aquellos años la Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG), sabemos que muchos delincuentes fueron liberados por la influencia que esta organización tenía, no por ser inocentes.
También fue una huisachada que escondiera y ocultara esos antecedentes a la hora de presentarse como candidato a magistrado del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco. Sabiéndose inelegible omitió dolosamente sus antecedentes. Y también lo es que hubiera hecho desaparecer, aunque se haya visto obligado a regresarlo, el expediente que documenta su pasado delictivo.
Huisachada también es intervenir telefónicamente con el comisario de una policía municipal a favor de dos delincuentes, porque portar armas de fuego sin permiso es un delito, aunque ahora diga que sólo fue para acelerar que fueran puestos a disposición de la autoridad correspondiente.
Pedir fuera de un proceso un dictamen forense de una copia de la grabación con la que es acusado para tratar se salvarse también es una huisachada, como lo es que ahora nos salgan conque no se puede hacer un peritaje de esa llamada ¡”porque no aparece el audio original”!
También es de huisacheros truquear la convocatoria para el pleno de Tribunal para ganar tiempo y luego pedir licencia por dos meses, en lugar de renunciar, para mantener el cargo de magistrado que nunca debió tener y así mantenerse con fuero y evitar ser procesado penalmente.
Que no haya confusión, personajes como Luis Carlos Vega Pámanes andan libres, logran escalar a cargos públicos, se mantienen en ellos y logran salir airosos de las denuncias que se les presentan no por ser inocentes sino por ser mañosos y porque hay un sistema de justicia corrupto que los beneficia.
Sí, en Jalisco tenemos un magistrado y presidente con licencia del Supremo Tribunal de Justicia huisachero.
Una vergüenza para la abogacía, para el Poder Judicial y para Jalisco.