José Antonio Meade Kuribreña pasó la prueba en su primera a visita a Jalisco como precandidato del PRI a la presidencia.
Pero aún no hay nada escrito…
Meade Kuribreña llegó a la tierra donde hace tres años el PRI postuló a la presidencia municipal de Guadalajara a un candidato que no tenía identificación alguna con el priismo, y fueron muchas las ocasiones que vivió momentos como el que el ex secretario de Hacienda atestiguó ayer ahí en Trasloma.
Porras, gritos, aplausos, vivas, frases cantadas y choteadas, pancartas en las que se auguraba el triunfo o lo declaraban ya alcalde, como ayer lo hicieron con José Antonio Meade. Muchas de esas aclamadas y alegres reuniones se realizaban enmarcadas por encuestas que colocaban al candidato priista por arriba de su principal adversario, en empate técnico con él o por debajo con una mínima diferencia.
Pero la amarga realidad la vivió el día de la elección cuando se dio cuenta que muchos de los que fueron llevados a esos mítines, reuniones, celebraciones o fiestas simplemente decidieron darle el voto a su rival y dejarlo a él en un lejano segundo lugar que contrastó, por supuesto, con esas eufóricas manifestaciones de apoyo que le brindaron en cada encuentro durante su campaña.
Meade Kuribreña dijo ayer a los alrededor de dos mil priistas asistentes: ““Hemos caminado juntos ya, Jalisco y yo, por muchos años. Hoy vengo con toda humildad a pedirle a los militantes, a quienes van a ser delegados en la Convención que caminen conmigo, que me den su apoyo y que me ayuden a ser el candidato del PRI a la Presidencia de la República…”.
Sin rival enfrente, no hay duda que Meade será candidato del PRI a la presidencia, pero su verdadera prueba de “fuego” será obtener el voto de la militancia priista de manera mayoritaria que lo lleve a ser presidente de la República. Y para lograr eso algo tendrá que hacer con los priistas de Jalisco para no vivir la misma amarga experiencia de quien quiso ser, sin identificación alguna con el priismo, presidente municipal de Guadalajara.
Habrá que esperar el arranque de las campañas y las próximas visitas que José Antonio Meade haga a Jalisco, porque sin duda mucho va a necesitar los más de un millón de votos que la entidad aporta a quien será el próximo inquilino de Los Pinos, independientemente del color que sea, pues así como lo hizo por muchos años con los candidatos priistas también lo hizo con los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón.
Por eso es importante subrayar que la reunión que sostuvo ayer Meade Kuribreña fue “con los de casa”, con los de primera línea, pero en campaña la tarea será más difícil: convencer a la “tropa”, a los de abajo, a los que realmente hacen o no presidentes de la República.
Y si no, al tiempo.