Lo que sucedió ayer en Tlajomulco donde dos aspirantes a la candidatura a la presidencia municipal -Adán Bañuelos Becerra y Misael Mercado Chávez- advirtieron que no permitirán que el coordinador de campaña de Andrés Manuel López Obrador, el alcalde con licencia Alberto Uribe Camacho, imponga a su candidato o candidata, pues reclaman que la decisión sea tomada en una asamblea municipal, puede replicarse en otros municipios metropolitanos, particularmente en Guadalajara y Zapopan.
Aunque los quejosos no mencionaron por su nombre a quien presuntamente Uribe Camacho pretende imponer como candidato, para nadie es desconocido que su “gallo” es el ex perredista y ex funcionario de medio ambiente en el municipio, Miguel León Corrales, a quien llevó de acompañante al aeropuerto para recibir al propio candidato presidencial en días pasados.
Lo que Bañuelos Becerra y Mercado Chávez reclaman es lo que podrían reclamar otros aspirantes a las alcaldías de Guadalajara y Zapopan que sienten tener derecho a participar en la elección interna si se pretende designar por “dedazo” a los candidatos a las alcaldías -como si eso no existiera en Morena-, aunque aparentemente en ambos municipios el propio candidato a gobernador, Carlos Lomelí Bolaños, mantiene el control.
Por ejemplo, cuando difundimos la noticia de que Jorge Vergara fue invitado a ser candidato de Morena a la presidencia municipal de Zapopan, de inmediato se conoció que Lomelí Bañuelos se movilizó y hasta suspendió su agenda de campaña durante dos días por estar en la ciudad de México operando para impedir que el dueño de “Las Chivas” fuera impuesto desde el centro por Alfonso Romo y Yeidkol Polevnsky, pues se cree que él lleva mano para decidir quién contenderá por la alcaldía en el municipio donde tiene sus dominios, particularmente en el distrito cuatro y parte del distrito seis.
En Guadalajara, en cambio, las cosas se han complicado y cada vez se observa más incierto el perfil de quien será su abanderado o abanderada a la alcaldía, pues si bien inicialmente se apuntó y se dio por hecho que el candidato sería en locutor Benito “Beno” Albarrán, principalmente cuando Enrique Michel era aún aspirante a la candidatura al gobierno estatal, más tarde Carlos Lomelí invitó al empresario del calzado Ignacio Celis Núñez a ser el candidato a alcalde.
Todo iba bien hasta que, como es normal en estos casos, comenzó el “manoseo” en torno a esta candidatura, primero con el registro de varios aspirantes al mismo cargo, luego con la aparición de varios “generales” que pretendían decidir quién debería de colaborar y no con Celis Núñez y posteriormente sobre el monto de dinero que se requería para la campaña. Todo esto provocó que desde hace ya varias semanas, Ignacio Celis le haya declinado personalmente a Carlos Lomelí a ser candidato a la alcaldía y se haya hecho a un lado.
Fue luego, entonces, que apareció Lomelí con la ex priista Claudia Delgadillo en el video donde hace oficial su incorporación a Morena, interpretándose esta escena como que ella tenía “amarrada” la candidatura a la alcaldía que siempre aspiró en el PRI y nunca le dieron. Sin embargo, está en suspenso si legalmente puede o no ser candidata cuando ya participó en el proceso interno de su ex partido.
Pero hay otros “apuntados” y “apuntadas” que no quitan el “dedo del renglón” y reclaman el derecho a participar en la selección y en ser, incluso, el abanderado morenista a la alcaldía.
En Tlaquepaque las cosas se comenzaban a complicar luego de que se conoció que Alberto Uribe se acercó al candidato independiente a la alcaldía, Alberto Alfaro, a quien le ofreció en dos ocasiones la candidatura de Morena, pero el empresario rechazó la oferta y fue entonces que al parecer se consolidó la aspiración de Alberto Maldonado para ser el candidato morenista.
Así, las cosas, Morena se enfrenta a una seria encrucijada para sacar a sus candidatos a las alcaldías de la zona metropolitana de Guadalajara y por ello se asegura que al interior de éste partido están todos contra todos.
Al tiempo.