Más allá de que su estado de salud se ha deteriorado desde hace algunos meses, al interior del clero tapatío queda claro que desde las altas esferas del gobierno federal no les agrada que el cardenal Juan Sandoval Iñiguez continúe al frente de la Arquidiócesis de Guadalajara iniciado el proceso electoral con miras al 2012.
Además, por supuesto, el mismo sentimiento tendrán algunos de los aspirantes a la presidencia de la República que han tenido sus diferencias públicas con el Arzobispo tapatío, caso concreto el jefe de gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard.
El que se haya hecho público la semana pasada el cable de Wikileaks en el que se revelaba el encuentro entre el embajador de Estados Unidos en Ell Vaticano, Francis Rooney, y el Cardenal jalisciense en el 2006, donde presuntamente éste le habría pedido al primero se frenara el avance de la izquierda en México ante la posibilidad de un triunfo de Andrés Manuel López Obrador, no debe tomarse como mera coincidencia.
Fuentes cercanas al clero tapatío revelaron que el Prelado ha recibido presiones de diversos círculos políticos del país para que se acelere su retiro, luego de que hace tres años y medio cumplió los 75 años de edad y presentó su renuncia que, sin embargo, no ha sido aceptada.
Esta presión, argumentan estas fuentes, se debe a que no pocos actores políticos consideran al cardenal Sandoval Iñiguez un personaje incómodo porque saben que su decir directo y no callar lo que piensa, puede causarles no pocos problemas ante el potencial electorado al que buscan convencer.
Y esta presión, por tanto, viene a sumarse al estado de salud que guarda el Arzobispo de Guadalajara y que, al parecer, será finalmente la causa de que El Vaticano concrete su relevo.