Si bien no es menor la inconformidad que ha generado entre usuarios del transporte público el incremento a la tarifa del 35%, lo que sucede en estos momentos en el sector salud es más que preocupante por lo que representa para la población, y todo por la torpeza con que se llevó a cabo la licitación para los servicios de laboratorio y banco de sangre en donde se manifestó -como en el caso de A Toda Máquina- un interés particular por beneficiar a la empresa Intermet, SA de CV.

Como es sabido, el Comité de Adquisiciones del Organismo Público Descentralizado Servicios de Salud Jalisco adjudicó a la empresa Intermet, SA de CV la licitación para los servicios de Banco de Sangre, y ante la imposibilidad de adjudicarle también los servicios de Laboratorio debido a una medida cautelar que emitió el Tribunal de Justicia Administrativa ordenando que quedaran las cosas en el estado en que se encontraban, el OPD violentó dicha disposición y decidió rescindir unilateralmente el contrato que sostenía con la empresa Distribuidora Química y Hospitalaria GAP, SA de CV, otorgándole a Intermet, SA de CV el contrato para la prestación del servicio.

La torpeza con que se manejó este delicado asunto llevó al OPD a emitir una serie de comunicados contradictorios sobre el equipamiento que la empresa GAP tiene instalado en el sector salud, pues mientras la directora de Asuntos Jurídicos, Blanca Soledad Valencia Barragán, le dio a la empresa un plazo “improrrogable de tres días hábiles” a partir de la fecha en que fue notificada de la rescisión “para que realice el retiro de la totalidad de las instalaciones, equipo, instrumentos, dispositivos y demás accesorios que hubieren instalado (…), previa acreditación de la propiedad”, por otro lado el mismo día el director de Recursos Materiales del OPD, Gildardo Gómez Fregoso, emitió el oficio interno DRM/344/2019, en donde además de informar de la rescisión del contrato con GAP, extiende la instrucción de que “el personal de dicha empresa ya no deberá ingresar a las instalaciones (…)” y ordena “resguardar las instalaciones y equipo instalado, no permitiendo que se retire o hagan modificaciones a los mismos…”.

Pero eso no es lo peor, sino que el descontrol, la desinformación, la desorganización y la falta de cumplimiento de la nueva empresa responsable, generó serios problemas para los diversos Centros de Salud, Hospitales Comunitarios y otros nosocomios, poniendo en riesgo el servicio de atención urgente que requiere la población.

Esto provocó que en algunos hospitales del interior del estado, como en Sayula, se notificara a las oficinas centrales en Guadalajara que ellos seguirían trabajando con el equipo, los sistemas de informática y los reactivos de GAP por las emergencias presentadas, además de que se requería tener los resultados de laboratorio lo más pronto posible y no podían esperar más de lo debido.

Asimismo, hubo opiniones en el sentido de que si se iba a cambiar de empresa, fuera para mejorar o mínimo mantener la capacidad ya instalada y no retroceder, pues se les estaban instalando equipos manuales para los laboratorios; otros recomendaban no tirar a la basura lo que se ha logrado, pues se había logrado monitorear algunos reactivos con requisitos de calidad internacional, y recomendaban que no se permitiera un retroceso en este y en otros campos.

Hubo otras manifestaciones de inconformidad porque se les estaban enviando equipo de segunda y tercera, semimanuales; quejas porque la nueva empresa no entregaba el equipo necesario y se les había ordenado entregar el que había dejado GAP, por lo que advertían que de hacerlo “nos quedaríamos sin nada” de equipo; en Tala se quejaron de que no llegaron los hemoderivados solicitados, que hubo fallas en la entrega de insumos y reactivos; en otros lugares pedían que no les fueran retirados equipos de Sismex o Roche, entre otras quejas.

También se reportaron problemas con el sistema porque no se podía registrar a los donadores y se trabajaba en la computadora sin huellas ni fotografía, y se quejaron de que no se habían transportado ni las muestras de los donadores de los puestos de sangrados foráneos al CETS para liberar las sangres ni surtido los pedidos de hemocomponentes a los puestos de transfusión.

Esta serie de problemas en el sector salud ha sido generado, pues, por la mala operación realizada por el Organismo Público Descentralizado Servicios de Salud Jalisco, ante el evidente interés por favorecer a una empresa y perjudicar a su competencia.

La pregunta que se hacen en hospitales y centros de salud es: ¿Quién se hará responsable si por todas estas y otras fallas más en la prestación de los servicios de laboratorio y banco de sangre se presenta una desgracia de lamentables consecuencias?

Por lo pronto, quienes allá atienden se “curan en salud” y han reportado los riesgos que existen ante la pésima toma de decisiones y malas instrucciones que reciben de la capital.