En el pasado proceso electoral, después del indiscutible triunfo del partido Movimiento Ciudadano, la disputa por la segunda posición como fuerza política en Jalisco se registra entre el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y Acción Nacional (PAN), disputa que podría alcanzar, incluso, al proceso de elección interna de la dirigencia panista.

Una muestra de ello -con la intervención de un tercer actor involuntario, como es el Tribunal Electoral-, es la pelea por la diputación que se le quitó a Morena y se le sumó al PAN, además de la que recuperó tras habérsele dado al PRI. Esa curul en pleito es la que decidiría qué fracción parlamentaria será la segunda fuerza en el Congreso del Estado.

Ante la fuerza electoral obtenida en el país, Andrés Manuel López Obrador y su partido Morena parecen estar decididos a “secuestrar” o hacer a un lado todo aquello que pueda convertirse en un obstáculo y con ello limitar libertades, eliminar contrapesos y callar opositores. Y en este sentido el PAN parece estar en la mira del lópezobradorismo, al ser el partido que a nivel nacional y estatal quedó en condiciones de ser un serio opositor.

Por eso el proceso interno de elección de sus dirigencias –nacional y local- tiene especial relevancia y mantiene la atención de propios y extraños, pues del resultado, particularmente en Jalisco, podría depender el rumbo que tome en los próximos años: ser una verdadera oposición y contrapeso o convertirse en aliado del morenismo, que no es lo que quiere la militancia blanquiazul ni lo que esperan diversos sectores de la sociedad.

Es en este marco, al paso de los días, como es vista la postulación como candidato a la dirigencia estatal del PAN de Carlos Arias Madrid, uno de los brazos derechos del ex senador José María Martínez Martínez y quien formó parte del selecto grupo de aliados de López Obrador que se dieron a la tarea de defender el voto del tabasqueño, y de quien en los corrillos panistas se asegura instruyó a su equipo de no apoyar a los candidatos a la presidencia de la República y a la gubernatura, Ricardo Anaya y Miguel Ángel Martínez, respectivamente.

¿O alguien vio a las hermanas de “Chema” Martínez y a sus colaboradores de confianza, Arias Madrid y Mirelle Montes –candidata a la secretaría general del CEN-, hacer trabajo de campaña en estos dos procesos electorales? ¿Quién los vio pedir el voto para Anaya y Martínez? ¿Será mera coincidencia que esos dos brazos derechos del ex senador integren las respectivas fórmulas que buscan las dirigencias nacional y estatal del PAN?

Sin duda que encabezar la dirigencia estatal, como sería el caso de Carlos Arias, y tener incidencia desde el CEN, en el caso de Mirelle Montes, en caso de ganar ambos su respectiva contienda, coloca a su líder, José María Martínez, en inmejorable posición de prácticamente “adueñarse” del panismo en Jalisco, de lo que sin duda el mayor beneficiado sería el lópezobradorismo.

La sociedad en general y los panistas en particular, esperan ver en Acción Nacional a la fuerza política que juegue el papel de verdadero opositor, que sepa ser el equilibrio frente a López Obrador y Morena, y que sea el conducto para la defensa de las instituciones democráticas de las que fue promotor y cofundador aún desde la oposición en la etapa del todopoderoso priismo.

Ante todo este escenario nos preguntamos: ¿Los panistas estarán conscientes de lo que está en juego en este proceso electoral interno en el que elegirán a quien llevará las riendas de su partido en los próximos años, que serán clave para su recuperación?

Al tiempo.