Desde que en 1995 perdió la gubernatura, nunca el Partido Revolucionario Institucional había ganado tanto en una elección como lo que obtuvo el pasado domingo.
Para empezar, recuperó el Gobierno del Estado, prácticamente dobleteó el número alcaldías que tiene actualmente para sumar 87 municipios y se adjudica 14 diputaciones de mayoría relativa -de 20 en juego-, para sumar 15 con las cinco posiciones plurinominales y cerrar con un total de 19.
Su candidato a la gubernatura, Jorge Aristóteles Sandoval Díaz, al cierre del Programa de Resultados Preliminares (PREP), registraba a su favor cerca de un millón 282 mil votos que representan el 38.8% de la votación total emitida.
Sí, efectivamente, no logró la mayoría absoluta en el Congreso estatal pero seguramente no tendrá mayores problemas para sacar adelante las reformas que necesite necesarias para poder gobernar, gracias a la alianza que concretará con las fracciones legislativas del Partido de la Revolución Democrática y del Partido Nueva Alianza, con lo que lograría hasta 22 votos a favor.
¿Qué hará el PRI con todo lo anterior, luego de que hace 18 años perdió todo?
Como en sus mejores tiempos, en la imaginaria, el gobernador priista tendrá la “batuta” política  de la mayoría de los cargos públicos surgidos de su partido, con el riesgo de caer en la tentación de ser el gran “decididor”, de imponer su capricho como en los años del partido único.
Pero hoy los tiempos son otros, las circunstancias son diferentes, la sociedad simplemente es completamente otra. La oposición política no es la oposición de aquellos años, sumisa, cómplice, comparsa.
Y ahí estará el reto del virrtual gobernador Aristóteles Sandoval y de su propio partido, con cuyo dirigente tensdrá que también marcar las reglas del juego que no pueden ser ya las de los tiempos idos, si es que quieren trascender más allá de los seis años venideros y no convertirse en “flor de un día”.
Al llegar hoy al poder, el PRI tendrá que demostrar que no es el mismo que antes y que sabrá administrar equilibradamente todo ese poder que la ciudadanía le entregó el domingo pasado, porque sabe que así como soportó solamente 18 años de gobiernos panistas no dudará en aguantar únicamente seis años de un PRI que la defraudó.
Y acordémonos que en 2015 hay elecciones intermedias y ahí podría emitirse el primer aviso de lo que podría venir tres años después.