La respuesta a ésta pregunta, para efectos de modificar la percepción del voto a 46 días días de la jornada electoral, podemos concluir: Nada.
Este primer debate -faltan dos que al acercarse el día de la elección podría tener un efecto diferente al del domingo-, dejó a los candidatos en los lugares en la preferencia ciudadana como llegaron a las instalaciones del Canal 44: Enrique Alfaro, a la cabeza; Miguel Castro y Carlos Lomelí, peleándose el segundo; Miguel Ángel Martínez Espinoza, estancado en el cuarto lugar; Salvador Cosío y Martha Rosa Araiza, empatados en la quinta posición; y Carlos Orozco Santillán fundido en el último lugar.
Sobre las propuestas respecto a los tres temas en la agenda del debate -Movilidad, Medio Ambiente y Economía- hubo, como es tradicional en estos encuentros, una tormenta de promesas por parte de todos los candidatos que difícilmente quedó en la mente de los ciudadanos o que gozó de su credibilidad ante la ausencia de los “cómos”, principalmente de dónde provendrán los recursos para su cumplimiento, particularmente en los proyectos sobre el primer tema.
En el asunto del Medio Ambiente, los aspirantes concentraron la solución al problema únicamente en tres lugares: el Río Santiago, el bosque La Primavera y el lago de Chapala.
Y en el tema sobre la Economía, para ninguno de los aspirantes existe el campo jalisciense.
Hay que decir, por supuesto, que en los tres temas los debatientes no vieron más allá de la zona metropolitana de Guadalajara. Ni un sólo mensaje para los habitantes de los 121 municipios restantes ni la esperanza de que sus problemas puedan ser resueltos. O al menos parece que esos problemas no merecen la menor referencia en un debate.
Tampoco fue novedad que la mayoría de las críticas y ataques fueran en contra de Enrique Alfaro y Carlos Lomelí. No tanto porque sean los rivales a vencer, sino porque son los que tienen más motivos, elementos y antecedentes para ser criticados. ¿O qué “golpes” recibió la candidata de Nueva Alianza, Martha Rosa Araiza, o el panista Miguel Ángel Martínez o el verde-ecologista Salvador Cosío? Ninguno como los que les propinaron a los dos primeros.
Quizás la sorpresa fue el “golpeteo” en contra del perredista Carlos Orozco por parte de Lomelí Bolaños, quien al parecer sabía que el ex rector universitario cumpliría con lo que el lópezobradorista dijo de seguir las instrucciones “de su jefe” y, pues, tenía que defenderse. Salvo ese caso, lo demás sucedió tal como estaba previsto en la imaginaria del colectivo social.
Bueno, ni siquiera las críticas al debate fueron la novedad: el formato, muy rígido y sin posibilidades de darle agilidad a la participación de los debatientes; una “abusiva” participación de la moderadora (sin responsabilidad de ella, porque simplemente así se lo marcó el formato, aclaro); poco tiempo para que los candidatos desarrollen de mejor manera sus propuestas; un´ritmo muy tortuoso por la falta de creatividad para agilizarlo; un horrible fondo negro que hizo aún más pesada y cansada la visión…
En fín. Reitero que este primer debate no dejó nada a la ciudadanía, más allá de momentos de diversión ante el “agarrón” que se dieron Alfaro, Lomelí y Orozco.
¿Qué nos dejarán los otros dos debates en agenda? Al tiempo.