¿Qué puede suceder en el lapso de ocho días que pueda dar un vuelco al escenario que desde el arranque de la campaña han proyectado todas las encuestas hechas públicas hasta ahora, sin encargo de candidato o partido alguno?
Y ese escenario, según la suma de lo que le llaman las “fotografías del momento”, pronostica el triunfo del Partido Revolucionario Institucional y su candidato Jorge Aristóteles Sandoval Díaz por la gubernatura. Pero también se avizora la victoria de sus candidatos a las alcaldías metropolitanas e, inclusive, hasta podrían lograr una amplia mayoría en la próxima Legislatura en el Congreso del Estado.
En esa lógica, es posible esperar que sumen también un buen número de triunfos en la mayoría de municipios del resto del estado y lograr tener la mayoría de alcaldías en su poder.
Por eso vale preguntarse:
¿Podría suceder una verdadera tragedia para los priistas y una verdadera sorpresa para todos los demás en tres días que restan de las campañas proselitistas -el miércoles 27 es el último día- y en ocho que faltan para ir a las urnas y emitir nuestro voto?
Si nada extraordinario sucede, estaremos viendo el regreso del PRI al poder tras 18 años de haberlo dejado en manos del Partido Acción Nacional que en tan poco tiempo sufrió un fuerte y serio desgaste que cansó a los jaliscienses, pero con el enorme reto de demostrar que, efectivamente, aprendió de la derrota, que realmente es un nuevo PRI y que está listo para no ser “flor de un día”; esto es, que en el 2018 entregue el poder a sus opositores.
En cuatro días que restan de la campaña -incluyendo hoy domingo-, los candidatos a la gubernatura habrán hecho lo que estaba en sus manos para convencer a la ciudadanía de que ellos son la mejor opción para gobernarlos: y en este sentido, de acuerdo también a lo reflejado por estas encuestas, estaremos viendo a un candidato con la etiqueta de “sorpresa”, como es Enrique Alfaro Ramírez, quien demostró que sabe para qué sirven los medios de comunicación mezclados con una retórica envolvente que logró convencer a quienes supieron de su existencia a raiz de su triunfo en Tlajomulco.
Y al mismo tiempo, siempre en función a esas encuestas, estaríamos atestiguando la caída catastrófica del partido hoy en el gobierno cuyo candidato fue completamente lo contrario de lo que fue en la lucha por esa candidatura al interior de Acción Nacional.
Pero, insisto, no todo está dicho. Faltan por correr cuatro días de campaña y ocho para el día de la mjornada electoral. Y la pregunta persiste:
¿Habrá una sorpresa el próximo domingo uno de julio?