En su momento, muy a tiempo, hubo priistas que cuestionaron la designación de Hugo Contreras Zepeda como el nuevo presidente del Comité Directivo Estatal del PRI, pero no fueron escuchados.
Nadie cuestionó la larga militancia de Contreras Zepeda, ni su árduo trabajo en tareas partidistas durante muchos años. Tampoco nadie puso en duda su capacidad de operador, que demostró cuando estuvo encargado de la secretaría de Organización. Hubo quienes consideraron que con su designación como dirigente del PRI, por fin “la Revolución le había hecho justicia”, pero también advirtieron que no era el perfil adecuado para enfrentar un proceso electoral que se jugaría y definiría en la zona metropolitana de Guadalajara.
Decían que Hugo Contreras era un hombre para el trabajo foráneo, dada sus características y la labor electoral realizada en la zona sur de la entidad, particularmente en Ciudad Guzmán y alrededores. Conclusión: su perfil encajaba más como operador, pero en el resto del estado y no en la gran metrópoli tapatía.
Pero al más viejo estilo priista no hubo poder humano -si es que alguien lo intentó- que cambiara la decisión surgida desde Casa Jalisco y/o Palacio de Gobierno para que Contreras Zepeda fuera el nuevo dirigente del PRI en el estado.
También fue cuestionada la designación de Ángeles Arellano como mancuerna de Hugo Contreras en la secretaría general del PRI. Cierto, también eran incuestionables sus años de militancia y de trabajo en el partido, pero su perfil no encajaba con lo que el partido requería en la segunda posición del comité ante la elección que se avecinaba.
Tampoco nadie se opuso lo suficiente o fue ignorado si lo hizo, porque la decisión estaba tomada también desde la dirigencia de la organización “MasXJalisco” y ratificada en Casa Jalisco.
Independientemente del resultado del pasado domingo siete -¿debe hacerse “leña del árbol caído”?-, los perfiles de Hugo Contreras y Ángeles Arredondo nunca fueron los indicados para la elección antesala a la del 2018 y donde era importante ratificar el triunfo de tres años antes en la zona metropolitana.
Pero hoy la historia es otra, aunque tiene continuación…
Y la pregunta que propios y extraños se hacen es: ¿Y ahora quién debe ser el presidente del PRI que venga a reconstruir el partido y lo prepare para enfrentar una de las elecciones más difíciles donde la gubernatura y el Senado estarán ahora en juego, además de las alcaldías y diputaciones locales y federales que se disputaron el pasado domingo siete?
Algunos nombres se han manejado para relevar a Hugo Contreras al frente del PRI -cosa que es inevitable-, pero es importante considerar una acotación que se hizo en la mesa de los lunes: Quien llegue a la dirigencia estatal, ¿para qué lo hará? ¿Para reconstruirlo, organizarlo y prepararlo con el priismo de la entidad para quien vaya a ser el candidato a la gubernatura? ¿O trabajará desde la dirigencia para con la militancia priista que pudiera ser aún leal y fiel, preparar su asunción como candidato a la gubernatura?
O sea: ¿Quién llegará a la dirigencia estatal del PRI: quien trabajará para preparar la maquinaria para el próximo candidato a la gubernatura o el próximo candidato del PRI al gobierno estatal?
Esa es la gran incógnita y ese será el gran reto del primer priista de Jalisco. Incógnita que quedará resuelta cuando conozcamos el nombre y apellido del sucesor de Hugo Contreras.