(Extracto de la entrevista realizada a don Luis Colosio Fernández en la Ciudad de México y publicada el 23 de marzo de 2004, en el periódico Ocho Columnas, a diez años del asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta).

Su salud está menguada, sus pasos son cada vez más lentos, por lo que necesita acompañarse de un bastón negro. Sentado pasa el mayor tiempo posible. Son varias décadas de vida llevadas a cuestas, pero una de ellas -la última- llena de dolor por la ausencia del hijo amado.

Es don Luis Colosio Fernández, cuyo rostro refleja la tristeza contenida desde aquella tarde del 23 de marzo de 1994 cuando una noticia cimbró el sentimiento más profundo que pueda tener un padre: el asesinato de su hijo, de Luis Donaldo Colosio Murrieta, a la sazón candidato del PRI a la presidencia de la República.

En vísperas de conmemorarse el décimo aniversario de aquellos trágicos hechos, don Luis nos espera reposando en uno de los sillones del ingreso del Club Libanés, en la capital del país, donde el viernes anterior presentó “en blanco y negro” -como dijera en ese evento Enrique Jackson Ramírez-, sus memorias recopiladas por Samuel Palma.

“A diez años, Colosio habla”, es la voz de un padre que a lo largo de esta década ha reclamado justicia y que en el transcurso de estos 3 mil 650 días no ha encontrado eco en ninguno de los tres presidentes -Salinas, Zedillo y Fox- que, en su momento, se comprometieron a esclarecer el crimen.

Su pelo cano contrasta con el regio traje oscuro que porta. Del mismo color la corbata y el calzado.

En ese momento sus manos reposan sobre el ya inseparable bastón y sólo la derecha se despega temblorosa para poner énfasis en su reclamo:

“Estamos como decía Luis Donaldo: hambrientos y sedientos de justicia”.

ENTREVISTA COMPLETA en la página de Facebook de Marcatextos.