Más allá de los resultados electorales que arrojarán a un ganador en todos los cargos de elección popular que estarán en juego éste próximo domingo -dos en el caso del Senado-, vale preguntarse los efectos que arrojará la victoria o la derrota al interior de los partidos políticos.
¿Cuántas “cabezas” rodarán a consecuencia de la derrota y cuántas como resultado del triunfo? Claro, las primeras, serán una desgracia; las segundas, una promoción, sin duda.
¿Qué sucederá en el PAN? Si Acción Nacional gana, no sucederá nada extraordinario y Miguel Ángel Monraz Ibarra continuará al frente de la dirigencia sin sobresaltos. Claro, es de esperarse ajustes en su equipo de colaboradores, cosa normal después de un proceso electoral.
Sin embargo, si el PAN pierde, indudablemente que se levantarán voces -muchas, claro- que pedirán su “cabeza”, que le exigirán que renuncie ante los magros resultados electorales que obtendrían y reclamarían un relevo en la dirigencia que renueve todo el equipo y venga a darle un “vuelco” al aun partido en el gobierno.
No sabemos si habrá o no “toma” de la sede estatal, pero ya me parece escuchas esas voces.
Mi pronóstico es que Monraz Ibarra se sostendrá al frente de Acción Nacional argumentando el período estatutario por el que fue electo, amén de que en el blanquiazul no son afectos a cambiar de “entrenador” sólo por los malos resultados. Ahí está el ejemplo de Eduardo Rosales Castellanos.
Claro, de perder las elecciones, el Comité Directivo Estatal sería el único refugio del grupo político al que pertecene Monraz y, por supuesto, no querrán entregárselo a sus adversarios internos.
¿Qué pasará en el PRI? Independientemente del resultado, en este partido están obligados a convocar a la elección de su nueva dirigencia, toda vez que hoy tienen a un delegado en funciones o como responsable también de las tareas del presidente, como es Eduardo Almaguer Ramírez.
Llegado el momento, no sabemos quiénes podrían aspirar a ocupar esta dirigencia, pero lo que es seguro es que en primera fila estará apuntado o formado el propio Almaguer, con amplias posibilidades de quedarse en el cargo.
Obvio es decir que si el PRI gana, en automático Eduardo Almaguer se habría ganado la dirigencia sin opositor o adversario alguno.
¿Qué pasará en el PRD? Sabedores de que difícilmente ganrán la gubernatura, pero sí varias alcaldías y diputaciones, se augura que en este partido las cosas continuarán como hasta ahora. No sólo no habrá cambio en la dirigencia sino que ni siquiera se pensará en el relevo, pues recordemos que el actual dirigente, Juan Carlos Guerrero, prácticamente acaba de llegar.
Por el contrario, después de las elecciones comenzará el trabajo de ajuste al partido, de recomponer algunas áreas o piezas, y de prepararse para lo que vendrá después.
¿Qué pasará en el PVEM? Quizás sea este partido en el único donde haya relevo de la dirigencia si el triunfo favorece a su actual secretario general, Enrique Aubry de Castro Palomino, a quien, al parecer, ya se le “cuecen las habas” por irse al DF.
Y es que difícilmente podría atender las dos responsabilidades y su ausencia podría “pegarle” seriamente a su partido si no tiene una dirigencia que esté al pendiente al 100% de él aquí en Jalisco.
Pero, claro, todo puede suceder.
¿Qué pasará en el PMC? La respuesta es sencilla: nada o lo “secuestran”.