Si ya de por sí el formato que estableció el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana para la realización de los debates por él organizado está caduco y los hace aburridos al obligar a los candidatos participantes a establecer un monólogo con el “mudo” televidente, el que nos ofrecieron ayer con los aspirantes a diputados locales por el Distrito 10 fue… patético.
El IEPC restringe a los candidatos a utilizar carteles o cualquier objeto que refuerce sus dichos, no vaya ser que moleste a las “buenas conciencias” o que algunos candidatos se pasen de “vivos” y ataques a sus adversarios con la presentación de infinidad de “memes” tan famosos en las redes sociales, haciéndolos divertidos y convirtiéndolos en un verdadero show.
Resulta cuestionable si en un debate deben participar todos los candidatos -hasta nueve- o simplemente aquellos de los partidos políticos con posibilidades de triunfo -no más de tres o quizás dos-. Hay quienes alegan que todos tienen los mismos derechos, mientras que algunos más lo consideran una pérdida de tiempo el que se le dé espacio a aquellos que sólo van por sus 15 minutos de fama.
En aquel debate organizado por el IEPC entre los nueve candidatos a la alcaldía de Guadalajara, concluimos que nada aportó a la vida democrática del estado y, mucho menos, a la definición del sentido del voto ciudadano. Al menos no a favor de quienes forman parte de la denominada “chiquillada”. Eso quedó más que evidente.
Pero lo sucedido ayer en las instalaciones del Canal 7 con los candidatos a diputados locales por el distrito 10 fue realmente increíble: candidatos que no saben hilar una idea si no leen lo que tienen escrito; pero lo peor: ¡ni siquiera saben leer!
Salvo la candidata de la coalición PRI-PVEM, Laura Haro Ramírez, y en ocasiones el candidato independiente Pedro Kumamoto, el resto de las candidatas -curiosamente sólo hubo un varón- ofrecieron un lamentable espectáculo que simplemente dejó ver que ninguna está preparada para ocupar una curul en el Congreso del Estado… y quizás ni un pupitre de secundaria.
La mayoría de ellas no respetaron el poco tiempo que tenían para hacer uso de la palabra, porque simplemente no pudieron despegar la vista de las cuartillas que llevaban y daban lectura, y no tuvieron ojos para ver el reloj que les advertía el final de su intervención y mucho menos al camarógrafo que les advertía con una seña que se acercaba el final de su intervención, como les explicó varias veces la moderadora Trini Rodríguez.
Pero quizás se les pueda disculpar el que no tengan la capacidad de oratoria que es prácticamente un requisito primordial para quien aspira ser parlamentario, pues eso pueden adquirirlo con la práctica… si es que tienen la oportunidad de subir a la tribuna. Lo que si es imperdonable es que a esas alturas de su vida… ¡no sepan ni leer!
Tartamudeaban, se atropellaban con sus propias palabras, perdían la lectura dejando largos períodos en silencio que en una intervención de apenas dos minutos valen oro. Estoy seguro que un estudiante de secundaria lee mejor que siete de los nueve candidatos que ayer debatieron y tuvieron que recurrir a las cuartillas que sus asesores les prepararon.
Quedó claro que ni siquiera le dieron una lectura rápida antes del debate.
Hoy hay un debate sobre la agenda legislativa con diversos candidatos, mañana debaten los candidatos a alcaldes de Tlaquepaque; el jueves lo hacen los candidatos a diputados por el Distrito 11 al mediodía y por la tarde-noche los aspirantes a la alcaldía de Tlajomulco, mientras el viernes cierran por la tarde los candidatos a diputados del Distrito 8 y por la noche los del Distrito 20.
Señores candidatos: por favor, eviten dar un lamentable espectáculo como el de ayer. Si no tienen la capacidad de improvisar, de aprenderse el guión, de retener en la mente los puntos principales de su discurso y van a leer, hagan un ensayo previamente.
Pero si no saben siquiera leer… ¡repórtense enfermos y no asistan al debate!