A 24 horas de que arranque el proceso de consulta ciudadana denominada “Ratificación de Mandato” en los 25 municipios que gobierna el partido alfarista Movimiento Ciudadano, la atención está puesta en lo que suceda en Guadalajara, Zapopan y Tlaquepaque, cuando en otros municipios de la zona metropolitana como Tlajomulco y Zapotlanejo se pronostica que sus presidentes municipales no enfrentarán sobresalto alguno.
Por la forma en que fue organizado este proceso, resulta difícil pronosticar que Enrique Alfaro Ramírez y Jesús Pablo Lemus Navarro obtendrán un resultado adverso, en tanto que lo que suceda con María Elena Limón García es de pronóstico reservado, aunque no sería sorpresa si aprueban su trabajo.
Un resultado reprobatorio para los dos primeros, sí que sería una sorpresa… y grande.
Y esto lo saben Alfaro y Lemus. Tanto, que a diferencia de lo sucedido en Tlajomulco ahora tomaron la mayor cantidad de medidas y decisiones que en teoría les aseguren la aprobación ciudadana. Incluso, como lo denunció el regidor panista en Guadalajara, Alfonso Petersen Farah, hasta el árbitro de la contienda -que encabeza la “aflojerada” Margarita Sierra-, se dedicó a inducir el voto mediante el hashtag #SíALaRatificación en su engañosa y tramposa promoción a la participación ciudadana.
Este craso error del grupo filoalfarista de Sierra y compañía, fue la “cereza en el pastel” de las irregularidades que se denunciaron por parte de propios y extraños y que recibieron “oídos sordos” de las instancias reponsables de atenderlas, como el propio Instituto Electoral y de Participación Ciudadana.
Incluso, ayer otra integrante del mismo Consejo Ciudadano organizador del proceso, Cecilia Díaz Romo, reveló en una entrevista radiofónica que algunos funcionarios, con el propósito de quedar bien, organizaban el “acarreo” para llevar votantes mañana domingo. A eso, Díaz Romo le llamó: “fuego amigo”.
Sin embargo, Alfaro Ramírez, como los demás alcaldes pemecistas, le apuestan a que el proceso de consulta no se les “salga de las manos” al ser ellos mismos los organizadores y quienes de manera directa e indirecta, en algunos casos, impusieron a los organizadores del proceso, a los directivos de las mesas receptoras, a los observadores y hasta a una gran parte de  los votantes, como ya lo referí en una entrega anterior.
A diferencia de lo que sucedía en Tlajomulco con Alfaro, primero, e Ismael del Toro, después, en donde los únicos interesados en este proceso de ratificación eran sólo ellos como organizadores y los votantes ya alentados con antelación, hoy la situación es diferente. Hoy tendrá la atención de propios y extraños y sin duda que un resultado favorable les permitirá respirar aliviados, aún y cuando el resultado sea cerrado entre el “sí” y el “no”.
No podemos esperar nada extraordinario fuera de lo planeado por cada Ayuntamiento para la celebración de este proceso. De presentarse, indudablemente que tendrá repercusiones importantes para los alcaldes involucrados en ello y hasta podría repercutir en sus aspiraciones futuras.
Pero como bien decían los abuelos: “No hay plazo que no se cumpla ni fecha que no se llegue”.
Ojalá y nada suceda que modifique y altere la paz y tranquilidad con la que debe de desarrollarse un ejercicio como éste en el que participa la ciudadanía, por muy cuestionado que sea.
Al tiempo.