Conforme se conocen los nombres de los precandidatos del PRI, primero a las presidencias municipales, luego a las diputaciones locales y posteriormente a las federales, crece la amenaza de renuncia a su militancia por parte de varios cuadros que sin duda alguna podrían ser capitalizados por el alfarismo en el Partido Movimiento Ciudadano al convertirse, como por arte de magía, en “ciudadanos libres”.
Y a diferencia de algunos ex panistas que dieron ese paso, los posibles ex priistas sí tendrían amplias posibilidades de ser postulados como candidatos. Es más, en algunos municipios fuera de la zona metropolitana este fenómeno de la renuncia a su militancia priista y postulación como precandidatos por el PMC u otro partido ya es un hecho.
La verdad ignoro si este escenario lo tiene considerado el dirigente estatal Hugo Contreras Zepeda y si se advirtió de ello en Palacio de Gobierno.
Algunos priistas que aspiraban a ver su nombre en la lista de precandidatos a alcaldes o a diputados locales o federales, aun tienen la esperanza de ser considerados para formar parte de las planillas a candidatos a regidores, y a eso se debe que aun no hayan anunciado su salida del Revolucionario Institucional.
Sin embargo, otros que están seguros de que ni en esas planillas tienen posibilidad alguna, ya han tomado la decisión de dejar de pertenecer al partido tricolor y únicamente están a la espera del mejor momento para hacer pública su decisión, aunque algunos otros lo harán siempre y cuando hayan “amarrado” “algo” con algún otro partido político.
Pero la renuncia de algunos militantes -varios de ellos con un número de seguidores que el PRI no está en estos momentos para despreciar. por pocos que sean-, no es la única amenaza que pende sobre este partido y sus hoy precandidatos, sino que también habrá de enfrentar de muchos militantes inconformes la llamada opreación de “brazos caídos”, que no están de acuerdo en hacer trabajo político para quienes resultaron los elegidos, mucho menos cuando consideran que no tienen los méritos políticos y partidistas y la experiencia para ser los abanderados designados, más que elegidos.
Y valga decir que algunos de quienes podrían tomar o ya tomaron esa decisión no son ningunos novatos ni iniciados como militants priistas y mucho menos en la política, sino que tienen una tarea partidisa, unos, y en la administración pública, otros, que avalan y justifican su aspiración.
Creo, pues, que es cuestión de tiempo para comenzar a conocer los nombres de algunos priistas que ya han decidido dar ese paso de renuncia a su militancia, alguynos con mucho y otros con poco tiempo de ella, pero que sin duda alguna tendría también su efecto negativa en cuando a imagen.
Al tiempo.