Agobiados y apanicados por la “tunda” mediática que recibían tras descubrirse que se autorizaron a escondidas y en lo oscurito un aumento salarial,  los diputados de la actual 61 Legislatura pretendieron encontrar un “chivo expiatorio” de su garrafal tropiezo: Jesús Reynoso Loza, secretario general del Congreso del Estado.
Bajo el argumento de que por un “error administrativo” no se les había ajustado su salario al tabulador aprobado desde el inicio de su gestión, algunos diputados pretendieron justificar de esta manera el que a partir de julio pasado hayan recibido casi 10 mil pesos más de lo que percibían desde la primera quincena de su gestión.
Así lo pretendió justificar primero el diputado independiente Pedro Kumamoto Aguilar a traves de un video que subió a sus cuentas en redes sociales, en las que reiteradamente confesó que su actual salario le parecía un exceso y que por eso decidió donar el 70% del mismo.
Paréntesis: trascendió que Kumamoto Aguilar, al igual que cinco diputados del Partido Movimiento Ciudadano, solicitó un préstamo aparentemente en los mismos términos en los que se le concedió a los diputados Augusto Valencia López y María del Consuelo Robles, pero a él no se le ha podido otorgar.
Quien también en cuanta entrevista era cuestionada al respecto y afirmaba que todo se debía a un “error administrativo” fue la diputada del PRD, Mónica Almeida, y otros legisladores más.
Cuentan que Reynoso Loza, primero, y directores administrativos, después, fueron convocados el lunes pasado a una reunión con los integrantes de la Junta de Coordinación Política para abordar este tema, y que fue ahí donde le pidieron al secretario general que saliera ante los medios de comunicación a explicar en qué había consistido el “error administrativo”.
Pero no contaban con que Jesús Reynoso no sólo se iba a negar a salir ante los medios sino que rechazó categóricamente que el motivo del aumento salarial haya sido dicho “error administrativo”, pues les explicó que los 65 mil pesos que cada uno de los diputados recibía desde el inicio de su gestión eran resultado del acuerdo aprobado por la anterior 60 Legislatura, -que los actuales habrían ratificado-, y, además, de que el presupuesto de la partida para su sueldo establecía exclusivamente un pago por esa cantidad y no más.
Así, antes que colocarse “la soga al cuello” y asumir el costo de un “error administrativo” inexistente y que no era responsabilidad del área administrativa del Congreso, Jesús Reynoso Loza presentó su renuncia ante la Junta de Coordinación Política.
Sabedores de que la razón le asistía, por supuesto que los coordinadores legislativos no se la aceptaron y asumieron el costo de su craso error, dando marcha atrás al acuerdo que les permitía ganar casi 10 mil pesos más de sueldo.