Si los índices de inseguridad crecen en nuestras ciudades es porque sucede una de estas dos cosas: los jefes de las policías no pueden o no quieren combatir eficientemente a la delincuencia.
Si no pueden es porque no tienen las capacidades para dar buenos resultados.
Si no quieren es porque están coludidos con los delincuentes o porque tienen miedo de enfrentarlos.
En cualquiera de los dos casos deberían irse.
¡Qué otra evaluación se puede hacer de su trabajo!