De ser coordinador general de Servicios a Universitarios su último trabajo dentro de la Universidad de Guadalajara antes de involucrarse activamente en la política partidista -en 2009-, Ricardo Villanueva Lomelí regresa hoy a la máxima Casa de Estudios para asumir la Rectoría General, tras un breve paso por la rectoría del Centro Universitario de Tonalá.

Villanueva Lomelí asume el máximo cargo de la Universidad de Guadalajara en el marco de una Cuarta Transformación convocada por el gobierno federal que encabeza Andrés Manuel López Obrador y de una Refundación de Jalisco emprendida por el gobernador Enrique Alfaro Ramírez, a quien le disputó en 2015 la presidencia municipal de Guadalajara, bajo la casaca del PRI.

Nadie se iba a imaginar que aquel joven que a inicios del gobierno del panista Francisco Ramírez Acuña -2001- asumía la presidencia de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU), tres sexenios después llegaría a la Rectoría General de la UdeG durante el gobierno nada menos de quien cuatro años antes fue su adversario en la contienda por la alcaldía tapatía.

Cuando hace diez años abandonó el espacio universitario, dio el paso que quizás marcó su futuro y hoy lo tiene a unas horas de rendir protesta como Rector General, pues entonces pasó a convertirse en el coordinador de la campaña de Aristóteles Sandoval Díaz por la presidencia municipal de Guadalajara y ser durante su gobierno el jefe de gabinete. Antes de cumplir el trienio, repitió la responsabilidad de coordinar una campaña a Sandoval Díaz, sólo que ahora por la gubernatura. Y ganaron.

Se convirtió entonces en el “Supersecretario” al encabezar la recién creada secretaría de Planeación, Administración y Finanzas, cargo que también dejó a medias para convertirse en 2015 en candidato del PRI a la alcaldía de Guadalajara y cuya contienda lo convirtió en regidor al perder frente a Alfaro Ramírez.

Pero menos de un año duró su estancia en el gobierno municipal, pues en 2016 fue llamado para convertirse en rector del Centro Universitario de Tonalá, que resultó ser la antesala para ocupar la Rectoría General.

El reto que tiene enfrenta Ricardo Villanueva no es fácil, mucho menos ante un gobierno federal que le ha puesto el ojo a las universidades públicas y de las que ha dicho que varias de ellas “cuentan con influencia política y vinculadas a partidos políticos”, y advirtió que “no pueden significar cotos de poder ni ser islas dominadas por caciques”.

Obviamente que al escuchar estas palabras, propios y extraños dirigieron su mirada a la Universidad de Guadalajara.

Llegar a la Rectoría General de la segunda universidad más importante del país durante un gobierno en donde todo indica que la alianza signada entre el alfarismo y el padillismo no advierte un problema en el horizonte -a mediano plazo-, y hace pensar que las aguas locales estarán en calma, pero nada asegura que será así ante la incertidumbre que genera el gobierno lópezobradorista a nivel federal.

Hoy al mediodía Ricardo Villanueva Lomelí se convertirá en el nuevo Rector General de la Universidad de Guadalajara, y a diferencia quizás de sus antecesores, antes y después de la gestión del finado Carlos Briseño, nadie puede asegurar que la suya será una gestión que navege como “miel entre hojuelas”.

Al tiempo.