“Debo advertir que esta no fue una derrota para mí ni para mi familia. El significado yo lo entiendo distinto, porque creo que ésta convención ratificó mi elección de candidato a senador”.
Así veía las cosas Gabriel Jiménez Remus el 16 de octubre de 1994 cuando en una elección interna por la candidatura del PAN al gobierno del Estado perdió ante un sorpresivo presidente municipal de Ciudad Guzmán, Alberto Cárdenas Jiménez, cuando propios y extraños creíamos que el primero arrasaría en la convención estatal del blanquiazul.
Tras esa experiencia, Jiménez Remus negó que la derrota lo haya desgastado políticamente luego de haber sido presidente estatal del PAN, varias veces diputado local y federal y hasta candidato a la dirigencia nacional de su partido frente a Luis H. Álvarez en 1990. Así dio lectura a esa derrota:
“Si yo pensara siempre en ganar, en el momento que yo perdiera me iría. Al contrario, yo estaré cumpliendo con mis obligaciones de coordinador de mis compañeros en el Senado y, además, prometo ser buen senador”. Explicó que su derrota no fue por haberse confiado demasiado en que fácilmente derrotaría a Cárdenas Jiménez quien aparecía como parte del grupo de los neopanistas, sino porque desde febrero de ese año (1994) ya estaba en campaña para senador y consideró que ya no era necesario continuarla, pues él la había concluido en agosto anterior.
Y así se despidió de todos los convencionistas que votaron y no votaron a su favor: “Con todo mi cariño, sin reclamo alguno, llévense no sólo mi simpatía sino un afecto irreversible para todos”.
En aquella ocasión, además de ser precandidato del PAN a la gubernatura de Jalisco, Jiménez Remus era: Diputado federal, coordinador de la fracción panista en San Lázaro, senador electo como representante de la primera minoría de Jalisco y coordinador electo de la fracción panista en la Cámara de Senadores. Ese era el peso del jalisciense dentro de su partido.
Gabriel Jiménez Remus fue un importante referente del panismo nacional al igual que Pablo Emilio Madero, Luis H. Álvarez, Jesús González Schmall, Bernardo Bátiz, José Ángel Conchello y muchos otros más.  De hecho, en los tiempos de crisis en el PAN cuando se registró la creación de la corriente Foro Doctrinario y Democrático por la oposición a la reelección de Luis H. Álvarez, Jiménez Remus jugó el papel conciliador de ser el adversario del chihuahuense por la dirigencia nacional ante las amenazas de fractura en el partido que posteriormente fue imposible evitar.
En aquella elección, la pelea por la dirigencia nacional que dio Jiménez Remus fue tan cerrada que tuvieron que llegar a una cuarta ronda de votación que dio por fin como ganador a Luis H. Álvarez ante la impugnación de quienes apoyaron a Jiménez Remus bajo el argumehto de que estatutariamente no se contemplaba una cuarta vuelta electoral para sacar al presidente estatal.
Finalmente se aceptó el triunfo de Álvarez.
Sin duda alguna la vida de muchos políticos panistas y no panistas está influenciada por Gabriel Jiménez Remus, un hombre inteligente, conciliador, culto -de él guardo un libro sobre Alnfosno Reyes que me obsequió-, que logró concretar prácticamente todos sus objetivos como político salvo ser gobernador y presidente de la República, pero fue embajador de México en España y Cuba, otros dos de sus grandes anhelos.
Descanse en paz quien me ayudó a entender los entretelones de la política en amenas charlas, ya fuera en el viejo edificio de Montenegro o en el recinto Legislativo de Hidalgo 222.