Ante los rumores de una transición ya pactada entre el gobierno priista del estado y Enrique Alfaro Ramírez para entregar la gubernatura en las elecciones del 2018, el cambio en la presidencia del PRI Jalisco se vuelve un evento muy importante.

De los tres posibles nombres que se manejan en los pasillos del PRI Jalisco, para sustituir al intrascendente “Coco” como presidente, el que mejor papel haría en un papel de simulación democrática sería Leobardo Alcalá Padilla.

Permítame explicar por qué creo esto.

Rubén Vazquez con su Movimiento Territorial no alcanza a figurar, son tantas las veces que ha querido y no ha podido llegar que ésta será una más.

Héctor Pizano tampoco llena el perfil para una “transición pactada” pues el temperamento del actual Secretario del Trabajo, no da para quedarse viendo como pierde su partido presidencias municipales, diputaciones y gubernatura.

Sin embargo Leobardo Alcalá Padilla tiene los siguientes puntos a su favor:

-Nunca ha ganado nada.- Perdió la presidencia municipal de Guadalajara con Alfonso Petersen en 2006. Perdió con Alejandro Hermosillo el distrito 8 en las elecciones de 2015. Fue a Baja California el año pasado a perder las elecciones como delegado del CEN del PRI en ese estado, ante el PAN.

Si pierde en 2018 como presidente del PRI Jalisco, Leobardo Alcalá Padilla solo hará lo que sabe hacer: perder.

-Carece de cuadros políticos que lo sostengan.- Sus intentos de reuniones lucen medio vacías aun en las instalaciones de la Universidad de Guadalajara, su equipo cercano está integrado por gente mayor a los 60 años, que ya no atraen el voto joven.

El atractivo de formar parte del otrora destacado “Grupo universidad” del PRI, ya no representa mucho, no existen liderazgos jóvenes y no tienen triunfos como “grupo” desde hace años.

No perteneciendo a un grupo político ganador Leobardo Alcalá Padilla, ya está acostumbrado a la soledad de la derrota para 2018.

-Al perder en 2018 podrá renunciar sin problema al PRI y volver a la Universidad.- Arriesgarse a perder el trabajo por malos resultados no le significara problema a Leobardo Alcalá, pues al igual que en sus anteriores puestos como regidor y diputado federal por mayoría relativa, seguirá cobrando su plaza de investigador titular tipo A y su sueldo como “asistente de la dirección” del Hospital Dr. Juan I. Menchaca.

Mientras cobró como regidor y diputado así lo hizo, no creo sea diferente al llegar al PRI.

Así que las bases priistas no tendrán que preocuparse de que Leobardo Alcalá renuncie por perder las elecciones en 2018 y se quede sin sus $50, 000 pesos de sueldo, siempre le quedaran sus cheques de UdeG.

Con Leobardo Alcalá Padilla como presidente en el PRI ya garantizan una preocupación menos para el 2018 si se pierde, su presidente seguirá $ ganando.

Definitivamente considero a Leobardo Alcalá Padilla el candidato natural para una “transición ya pactada” que entregue la gubernatura a Enrique Alfaro, solo me quedan dos preguntas:

¿En el PRI Jalisco lo aceptaran? Y ¿Quién le hizo creer a Leobardo Alcalá Padilla que él puede dirigir un partido político a nivel estatal?

Recuerde…

“La política es una actividad que, muchas veces, saca a la luz lo peor del ser humano.”

Mario Vargas Llosa.