Ayer al presentar al segundo grupo de quienes integrarán su gabinete, el gobernador electo Enrique Alfaro Ramírez afirmó que dichas designaciones no respondían a presiones políticas de ningún grupo. Dijo textualmente:

“Con hechos venimos despejando dudas de todo lo que se especulaba respecto a que este gobierno pudiera seguir el camino de otros que nos antecedieron, en donde las definiciones de quienes iban a estar al frente de las distintas áreas del gobierno se construían a partir de las presiones de grupos de interés, de gurpos de poder (…).Hoy en Jalisco, y espero que en México, no son ya quienes van a decidir el rumbo de la vida pública”.

Ineludible y obligado al escuchar estas declaraciones es pensar inmediatamente en el Grupo Universidad, luego de que Alfaro se alió con quien lo encabeza, Raúl Padilla López, en esta pasada contienda electoral y que quizás muchos creyeron que, aunque no como exactamente sucedió cuando el primero llegó a la alcaldía de Tlajomulco, podrían haber llegado a un acuerdo en el reparto de ciertos espacios.

De hecho, en octubre que se dio a conocer la primera parte de su equipo hubo voces que sorprendidos subrayaron que ahí no había ningún representante del Grupo Universidad y que, por lo tanto, Padilla López había perdido, partiendo de la creencia que le dejarían poner al titular ya fuera de la secretaría de Educación o de la de Salud. Pero nada.

Yo reitero que aún y cuando no forma parte de la “burbuja” padillista ni políticamente pertenece al Grupo Universidad, quien será el secretario del Medio Ambiente (Semadet), Sergio Graf, es la pieza padillista en el gabinete de Enrique Alfaro. Más adelante les comentaré por qué lo creo y el papel que jugaría para los proyectos universitarios.

En esta ocasión, con la segunda parte de su gabinete, tampoco aparece ningún representante claro del padillismo, cuando había quienes esperaban que le dejarían en sus manos la secretaría de Cultura, espacio para el que se manejaba el nombre de varios perfiles afines al grupo universitario. Pero nada.

En el sentido de las palabras de Alfaro, quiero creer que la inclusión de destacados empresarios en su gabinete tampoco obedece a la presión del sector privado jalisciense, pues finalmente desde antes o durante su candidatura algunos de ellos manifestaron abiertamente su simpatía por él.

Lo que queda claro es que, a excepción de los ex panistas que se integraron al equipo y de algunos que colaboraron en gobiernos priistas, podemos decir que la mayoría del gabinete puede identificársele como “alfarista”, ya sea porque son amigos del gobernador electo desde años atrás o porque en su momento se pronunciaron a su favor o proyectaron simpatía.

Así, pues, como en la ocasión anterior, ahora tampoco hubo sorpresa alguna o nombramiento que sacudiera a la clase política. Simplemente habrá que esperar a que entren en funciones y poco a poco analizar y verificar su trabajo, para saber, de los que nunca lo han hecho, quiénes aguantan lo que significa trabajar en la administración pública, con todos sus claroscuros, y quiénes deciden aventar el arpa antes de tiempo.