El lunes anterior, en Marcatextos por TV, Gilberto Pérez Castillo advertía que la dirigencia del PRI decidía las candidaturas en función de lo interno, candidaturas ofertadas a la militancia priista pero no hacia el exterior, no candidaturas para la ciudadanía en general, la no priista, la que aun no sabe por quién votar, la indecisa o la desilusionada de los gobiernos panistas.
En otras mesas, distinguidos priistas han puesto a debate una doble pregunta: ¿Qué le ofrece el PRI al ciudadano común? ¿Cuál es su oferta? ¿Qué discurso es el de los candidatos para ganarse el voto ciudadano?
Lo anterior viene a colasión por lo que atestiguamos ayer durante la  oficialización de las candidaturas de Arturo Zamora Jiménez y Jesús Casillas Romero como candidatos al Senado de la República encabezando la primera y segunda fórmula, respectivamente, y en donde el discurso estuvo carente de contenido con interés general.
Zamora destacó -y lo mismo hicieron los medios de  comunicación hoy y hasta el boletín del PRI emitido ayer-, la advertencia de que se avecina la “guerra sucia”, de que se someterá al examen antidoping, de que entregará su carta de no antecedentes penales y la información sobre su situación patrimonial…
¿Qué mensaje de fondo se emitió para levantar el orgullo de la militancia priista ahí presente, que los invitara a salir a la calle a tratar de convencer a sus correligionarios y ciudadanos en general de que es conveniente de que el PRI gane las elecciones? ¡Ninguno!
Casillas Romero no desentonó, pero además demostró ignorar cuál es el papel de un senador y qué tarea es la que realiza nada menos que en la Cámara Alta. Quizás no tuvo tiempo de estudiar al respecto, toda vez que la invitación para que aceptara la candidatura que primero rechazó Enrique Alfaro Ramírez y posteriormente Héctor Vielma Ordoñez le llegó de “sopetón”, de “botepronto”.
El diputado local se comprometió a trabajar desde el Senado para que los jaliscienses tengan “transporte de calidad”; para que se dé “apoyo a los maestros”, para que “haya más guarderías para las mujeres que quieren desarrollarse”, para que “haya servicios de salud de calidad”…
Confesó que quiere ir al Senado… ¡para conseguir recursos para obras de agua potable! ¡Para la movilidad urbana con más líneas del Tren Ligero…!
¿Es ese el discurso de quien quiere llegar al Senado de la Repùblica? ¿Serà que deveras ya perdieron la noción de que la tarea y responsabilidad de un legislador es legislar, hacer leye, y no gestionar! Pero, además, los temas que abordó Casillas son más tarea que se puede hacer desde la Càmara de Diputados, y no desde el Senado.
Pero en fín, decía mi abuela: “En su salud lo hallarán…”.