Indudablemente que los siniestros del 7 y 19 de septiembre, en medio de un proceso electoral que ya arrancó y en la antesala de que los partidos políticos inicien sus procesos internos, modificó la manera de realizar la próxima campaña y el discurso en ella.
Quizás no fuera lo mismo si los sismos -particularmente el del 19- se hubiesen registrado a finales del año pasado o principios de éste, pero cuando arranquen las campañas y los candidatos ya definidos por cada uno de sus partidos tengan que salir a pedir el voto, las entidades afectadas estarán en o iniciando su reconstrucción.
¿Cuál va a ser el discurso de los candidatos ante esta realidad? ¿Qué mensaje le van a dar al electorado? ¿Qué le dirán al ciudadano para que emita el voto a su favor?
Y el dilema no lo tienen únicamente los candidatos de la Ciudad de México, de Morelos, del Estado de México, de Puebla, de Guerrero, de Chiapas o de Tabasco, entidades damnificadas por estos sismos. No, el dilema lo tienen desde quienes serán los aspirantes a la presidencia de la República, al Senado, a la Cámara de Diputados, a las gubernaturas, a los congresos locales y a los Ayuntamientos de todo el país donde estén en juego también estas candidaturas locales.
Ante el clamor ciudadano porque inicialmente se reduzca el financiamiento a los partidos políticos hasta la demanda de que se recorte al máximo los recursos públicos que éstos destinarán a las campañas de sus candidatos, ¿cómo, de qué manera, estos candidatos saldrán a pedir el voto? ¿Cómo serán las campañas ahora cuando el derroche económico que en muchas ocasiones están acostumbrados a hacer, hoy puede resultarles “un tiro por la culata”? ¿De qué manera los candidatos difundirán su imagen cuando los votantes, ante la desgracia y las necesidades que reclama la tragedia, no quiere ver espectaculares, pancartas, y quién sabe cuántas cosas más que en muchas ocasiones tapizan las calles y el aire de las ciudades?
La sensibilidad ciudadana estará “a flor de piel”. Los candidatos tendrán que ser extremadamente cuidadosos en lo que hacen y dicen.
Un verdadero reto será para las elecciones del 2018 hacer campaña. Y tener un discurso de campaña, porque ya no será el mismo que hace tres o seis años, donde puedes prometer lo que quieras o se te ocurra y después en el gobierno decir que no se pudo o que las condiciones cambiaron, sabedor desde que lo prometiste que no sería posible.
Aun en Jalisco, donde afortunadamente el más reciente sismo apenas si rozó algunos municipios -como Jocotepec, por ejemplo-, los candidatos enfrentarán ese reto.
E interesante será conocer como lo enfrentan. Al tiempo.