Loable y aplaudible la labor de los jóvenes de la Coparmex de emprender una campaña contra la corrupción que han denominado “Yo no doy mordida” (#YoNoDoyMordida), y cuya primera tarea fue colocar en automóviles 10 mil calcomanías con dicha leyenda. No sabemos por qué, pero los jóvenes empresarios eligieron el poniente de la ciudad, concretamente la avenida Patria, para iniciar su campaña.
Y en esa zona continuarán el próximo sábado, ahora en avenida Vallarta y su cruce con rafael Sanzio, Patria y Lopez Mateos, además de la avenida México, el fraccionamiento Monraz y las avenidas Pablo Nerura y Terranova, para el siguiente fin de semana hacerlo en López Mateos y su cruce con Américas, José María vigil, México, Niños Héroes, Las Rosas y en Plaza del Sol. Curiosamente eligieron la zona que podemos clasificar como Clase “A”. Por algo sería.
Pero resulta peculiar que hayan sido los Empresarios Jóvenes Coparmex, comandados por su presidente José María Playán, quienes pusieran en operación esta campaña -que todos debemos apoyar y seguir, independientemente de que la promuevan o no y sin importar por quién-, porque precisamente  este sindicato empresarial tiene antecedentes de que algunos de sus dirigentes no actuaron del todo con honestidad.
Estos jóvenes empresarios deben tener muy en mente un dicho que seguramente escucharon decir a sus abuelos o sus padres: “El buen juez, por su casa empieza…”. Y en este sentido, el grito anticorrupción que han dado estos empresarios con la frase “Yo no doy mordida” debe escucharse al interior de su organización sindical. Seguramente ellos tendrán conocimiento -y si no lo sabe aquí se los revelamos- de estos casos recientes difundidos en su momento en los medios de comunicación, que ponen en entredicho la conducta recta de sus ex dirigentes:

  • La entrega de recursos públicos para la remodelación de las oficinas de Coparmex, durante la dirigencia de Pablo Lemus Navarro, quien hoy aspira a vivir del erario público bajo el “cobijo” del Partido Movimiento Ciudadano.
  • La denuncia de que Oscar Benavides Reyes, el antecesor de José Medina Mora, se valió de su cargo para beneficiar a su empresa familiar -de la que él es socio, según confesó en su momento-, Seiton de México, SA de CV, con servicios prestados al Ayuntamiento de Zapopan sin que hubiese un contrato de por medio. Esto lo denunció primero el regidor panista Gerardo Rodríguez y meses después el regidor alfarista Augusto Valencia, quien solicitó la intervención de la Auditoría Superior del Estado para comprobar su denuncia que hablaba de ganancias millonarias por parte del empresario.
  • La ganancia millonaria que la empresa Seiton de México, SA de CV obtuvo durante los últimos cinco años del gobierno de Emilio González Márquez y el primero de la actual administración priista por 77.3 millones de pesos.
  • El beneficio que el representante de la Coparmex ante FOJAL “amarró” desde esa responsabilidad para su empresa con un contrato por 4.3 millones de pesos, caso que Oscar Benavides Reyes, aun dirigente de la Coparmex, se negó a investigar -quizás porque no tenía autoridad moral para hacerlo-, y que le valió que el periódico Mural titulara dicha negativa de la siguiente manera: “Minimiza tranza la Coparmex”.

También los jóvenes empresarios deberán tener en mente al momento de pegar las calcas con la leyenda “Yo no doy mordida”, los millones de pesos que empresarios evadieron pagar al Ayuntamiento de Zapopan por la construcción de fraccionamientos durante el gobierno del panista Juan Sánchez Aldana y cuyo monto se encuentra cargado en la Cuenta Pública del ex alcalde zapopano.
Ojalá y estos casos -y algunos más- hayan sido parte de los muchos que motivaron a estos jóvenes empresarios a emprender esta campaña que, insisto, debemos de apoyar todos, y de los que deben de aprender para que llegado el momento de encabezar sus propias empresas no incurran en los mismos errores y se “vendan” al exterior como “inmaculados”.