El Poder Judicial nuevamente en el ojo del huracán. Y su presidente, Ricardo Suro Esteves, ya no siente lo duro sino lo tupido, pues enfrenta momentos intranquilos, de inquietud y zozobra, y cuyas aguas no se avizora vuelvan a la calma lo más pronto posible.

Por lo pronto, son tres los asuntos que debe tener sobre su escritorio y a los que deberá de poner toda su atención por las implicaciones o consecuencias que seguramente tendrán para el propio Poder Judicial: 1. El curso que sigan los amparos -por el momento suspensiones provisionales- interpuestos por magistrados y jueces en contra de las reformas al Poder Judicial que él avaló; 2. El proceso -para algunos muy desaseado en su inicio- de elección de quien será el director del Centro de Evaluación de Control y Confianza del Poder Judicial; y 3. El asesinato -hecho histórico, lo calificó él-, del juez Marco Sergio Zúñiga, titular del Juzgado Segundo de lo Civil con sede en Tlajomulco.

Aunque sobre éste último tema su reacción para solicitar una pronta investigación fue bastante “tibia”, el hecho no es menor y ha puesto sobre aviso y en alerta a los juzgadores de Jalisco, aunque también su reacción ha sido más que nula -si así puede decirse- ya que ninguno de ellos ha levantado la voz exigiendo garantías y condiciones de seguridad para llevar a cabo su labor.

Con los tres escenarios arriba mencionados, podríamos asegurar que igual es el número de angustias que tiene Suro Esteves, pues la muerte del juez Zúñiga alcanzó escala nacional en los medios de comunicación. Y es que el asesinato de un juez debe ser un caso de atención con carácter de urgente por parte del presidente del Poder Judicial, quien no puede quitar el dedo del renglón para que la Fiscalía del Estado realice una investigación impecable y se conozcan los motivos de la agresión fatal.

Pero no sólo eso. Como presidente también del Consejo de la Judicatura, Ricardo Suro tendrá que indagar qué sucedió al interior de éste órgano ante las denuncias que se asegura existían en contra del juzgador fallecido y qué se hizo al respecto, pues seguramente esa será una de las líneas de investigación.

Pero ahí está también la cuestionada terna de aspirantes a encabezar el Centro de Evaluación de jueces y magistrados, con la que algunos magistrados consideran que su presidente dio “madruguete”, pues no sólo no hubo la respectiva convocatoria sino que ni siquiera les fue entregada con el tiempo razonable la currícula de los candidatos propuestos -¿o impuestos?- y que, se asegura, estarían imposibilitados para ocupar el cargo.

O sea que en este tema, Suro Esteves no tendrá momentos de calma y tranquilidad.

Y, por último, ahí están pendientes los amparos que interpusieron magistrados y jueces, que de obtenerlos dejarían muy mal parado al presidente del Poder Judicial de Jalisco.

Así, pues, el ambiente que hoy rodea a Ricardo Suro no es el mejor como para cerrar el año y esperar las vacaciones navideñas, aunque seguramente éstas le serán un respiro temporal… si es que no hay sorpresas antes de que concluya este 2019.

Al tiempo.