El Presidente Enrique Peña Nieto se está quedando solo. Y esa soledad se nota en su cada vez menor aceptación y más limitado margen de maniobra para gobernar.
Luego de iniciar de manera espectacular su administración, alcanzando la firma del Pacto por México, que hizo posible la aprobación reformas que en sexenios anteriores no pudieron concretarse, éstas se están convirtiendo en una gran decepción.
Ninguna de las reformas -ni la energética, ni la fiscal, ni la telecomunicaciones, ni la laboral- están dando los resultados prometidos, por más que el gobierno se empeñe en asegurar que “vamos por el camino adecuado”.
Ante la terquedad del gobierno de Peña Nieto, la pobreza crece, el desempleo no baja y las expectativas de un futuro mejor no aumentan. Y el dólar ronda ya los 17 pesos.
En los aspectos sociales las cosas no van mejor: las crisis se suceden una a otra. La lista de conflictos abiertos aumenta:  Ayotzinapa, Tlatlaya, la resistencia de la CNTE, Ostula y el reciente asesinato del fotoperiodista veracruzano Rubén Espinosa demuestran que la delincuencia, organizada o no, cada día le pierde aún más el miedo a las instituciones del estado.
La mala percepción del gobierno mexicano en el exterior no tiene antecedentes.
La fuga del Chapo Guzmán ha sido otro vergonzoso y grave golpe para la imagen del Presidente.
El rechazo social hacia Enrique Peña, por lo que la sociedad califica como un mal gobierno, empieza a afectar a su partido: en su última encuesta nacional el grupo Reforma destaca que el mejor posicionado de los priistas, Miguel Ángel Osorio Chong, está hoy en quinto lugar de intención del voto, después de López Obrador, Margarita Zavala, Miguel Ángel Macera y El Bronco.
La justificada sospecha de que hay corrupción atrás de la adquisición de la casa blanca de la esposa del Presidente, Angélica Rivera, ha sido un golpe del que Peña Nieto aún no se levanta, aunque la Presidencia crea que el simple paso del tiempo logrará el olvido social del tema.
Después de este escándalo la ex actriz Angélica Rivera se ha convertido en un lastre y está en vías de convertirse en la última de las primeras damas de México (hablando de su imagen ante los mexicanos).
Real o no la ruptura entre el Presidente y su esposa, lo cierto es que Peña Nieto pasó solo su último cumpleaños el 20 de julio, mientras su esposa continuaba fuera del país, y que ella también decidió pasar sola su cumpleaños el dos de agosto.
Pero la soledad más grave que vive hoy Peña Nieto es social, no de pareja ni de falta de equipo para gobernar: según otra encuesta del grupo Reforma siete de cada diez mexicano reprueba a la administración del actual gobernante.
Ese rechazo social obligó al Presidente a inaugurar sin público el nuevo estadio de los Rayados de Monterrey, ante el riesgo de sufrir un estruendoso abucheo, mismo que se trasladó a Twitter con el hashtag #AbucheoVirtualAEPN.
¡Y eso que aún no llega ni a la mitad de su sexenio!