Tal vez por oportunismo electorero o tal vez simplemente por no haber medido bien los riesgos, en lo que inicialmente aparentaba ser una gran jugada política, el Secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong se metió en una trampa al enfrentar directamente la manifestación de los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional (IPN).
Y al entramparse a sí mismo entrampó a toda la Presidencia de la República.
Las inéditas escenas de un Secretario de Gobernación dando la cara personalmente a una manifestación estudiantil podían parecer en un análisis superficial un jugadón político que le permitiría a Osorio Chong ganarse los reflectores, luego de una semana triunfal por los Estados Unidos del Secretario de Hacienda, Luis Videgaray, su principal contrincante en la sucesión presidencial.
Sin embargo, al enfrentar y negociar directamente con los estudiantes inconformes del IPN, el Secretario de Gobernación cometió dos graves errores que pueden meter en una situación delicada a la administración de Enrique Peña Nieto.
1. Es regla básica de la negociación desde el gobierno, tratándose de asuntos delicados, generar instancias que vayan atendiendo los problemas para que, si una falla, halla varios niveles superiores que puedan enfrentar la crisis. Los niveles superiores sólo entran cuando ya se agotaron todas las instancias inferiores, es decir, en pocos casos.
Lo ideal hubiera sido que la manifestación del Politécnico fuera enfrentada en primera instancia por un subsecretario de Educación, de no resolverse estaría el propio secretario para asumir la negociación, de no terminar el conflicto ahí habría algún subsecretario de Gobernación que entraría al quite y hasta el final, muy al final, el Secretario de Gobernación.
Al enfrentar personalmente a los politécnicos, Osorio subió hasta el nivel más alto la negociación. Y la pregunta es, ¿si fracasa como interlocutor con los inconformes del IPN o si éstos lo desconocen como tal, quién entrará a negociar a nombre del gobierno federal? ¿El Presidente de la República directamente?
2. Hay otra regla básica de la negociación política: sólo se puede negociar con quien quiere negociar.
El problema se presenta cuando una de las partes en un conflicto político no quiere negociar. Así le pasó al gobierno de Carlos Salinas de Gortari, que perdió meses “negociando” con un EZLN que no estaba interesado en negociar, sino en ganar tiempo para consolidar sus posiciones y generarle más problemas al sistema político.
Y el problema para Osorio Chong puede presentarse si quienes conducen la inconformidad en el IPN tampoco quieren negociar.
Entonces habrá cedido a un pliego petitorio sin haber terminado el conflicto, lo que lo metería en una escalada de peticiones imparables sin posibilidades de satisfacción para la parte protestante. De esa manera el gobierno se convertiría en rehén de los inconformes.
Como se ve, el Secretario de Gobernación cometió dos errores elementales de la política, al no haber generado varios círculos de interlocución y al no haber tenido primero un perfil claro de su contraparte, para saber si en realidad quieren sentarse a negociar o simplemente crearle problemas al actual gobierno.
Su actuación ante los politécnicos puede ser su gran jugada política, si logra arreglar el conflicto en el IPN; o puede ser su gran lastre, si el asunto se le sale de las manos.