Los voceros y simpatizantes de Enrique Peña Nieto y los miembros de las élites de la clase política se han empeñado en introducir la idea de que nada se arreglaría en el país con la renuncia del presidente.
Ante la creciente petición de dicha renuncia, se aprestan a decir que los 43 desaparecidos de Ayotzinapa no aparecerán con la simple dimisión del gobernante, ni la violencia cedería en automático, ni la corrupción desaparecería, ni la economía mejoraría, ni…
Es cierto, los problemas de México no se resolverían al instante con la simple renuncia de Peña Nieto. Es más, nadie cree que así sería.
Pero eso tampoco es suficiente para justificar la permanencia del actual presidente.
El mismo argumento también fue utilizado hace algunas semanas por el mismísimo ex gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre Rivero, para intentar mantenerse en el cargo.
Sin embargo, también es conveniente hacer la pregunta inversa, ¿qué sí se resolvería si Peña Nieto continúa?
Hay razones para pensar que la renuncia del actual presidente es viable y justificable. Aquí algunas de ellas:
1. Después de dos años de gobierno Peña Nieto ha demostrado una profunda incapacidad para entender lo que realmente sucede en la sociedad mexicana. Mientras él creía que había concretado “las reformas que México necesita” el país le explotó en las manos porque una gran parte de los mexicanos no se ve reflejada en dichos cambios y lo que realmente la gente exige no fue considerado ni atendido.
2. La honestidad de Peña Nieto está gravemente cuestionada y así difícilmente puede ser el líder que México necesita para emprender la gran cruzada contra la corrupción que los mexicanos exigen.
El presidente no ha podido justificar satisfactoriamente la adquisición de la Casa Blanca de 86 millones ni el origen de su patrimonio ni el de su esposa.
Para encabezar grandes cambios en la materia se necesita legitimidad, y el presidente no la tiene.
3. La sociedad está harta de la actual clase política, de todos los partidos políticos, y el presidente es un miembro distinguido de la misma, además de personificarla, como lo comentamos en Por qué pedir la renuncia de Peña Nieto.
4. En el primer tercio de su sexenio Peña Nieto no ha podido contener, mucho menos revertir, la creciente violencia que golpea a los mexicanos por todos los rincones del país. Es cierto, la seguridad es responsabilidad de los tres niveles de gobierno, pero en lo que respecta a lo realizado por el gobierno federal el balance también en muy malo.
5. La economía va de mal en peor. Los resultados de la economía demuestran un grave deterioro en las manos del actual presidente priista, cuando la oferta de bonanza y bienestar -sobre todo con las reformas- prometían condiciones muy distintas. Los dos primeros años de la administración peñista fueron negativos y el 2015 pinta peor.
6. Ante la crisis. o las crisis, que vive el país desde la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, Peña Nieto y su gabinete han demostrado que sus capacidades se limitan a los buenos tiempos y a la negociación en las cúpulas; pero en los momentos malos y cuando hay que enfrentar a la sociedad han evidenciado una peligrosa incapacidad.
7. El descrédito internacional que México ha alcanzado a partir de la corrupción, por la infiltración del crimen organizado en la política, por el existencia de fosas clandestinas en todo el territorio, por la desaparición de los 43 de Ayotzinapa, por el escándalo de corrupción en el que están sumidos Peña Nieto y su esposa y por la incapacidad de la clase gobernante de responder a las exigencias ciudadanas, dificultan aún más la recuperación económica, política y social del país. Y en eso también el presidente tiene una gran responsabilidad.
8. La grave e insostenible situación que vive el país es en gran parte responsabilidad de toda la clase política nacional, y Enrique Peña Nieto es uno de sus miembros distinguidos, por lo tanto es corresponsable de la misma.
Esa clase política, incluído Peña Nieto, tiene una gran responsabilidad en haber llevado al país a las graves condiciones en que ahora se encuentra y por lo tanto se ve muy difícil que quienes hundieron a México ahora se presenten como sus salvadores.