Julio César Hernández
Desde diciembre pasado, Alfonso Petersen Farah sabía que su cuenta pública correspondiente al 2009 tenía cargos que no lograban ser solventados… y recurría a quien fungió como su tesorero, Armando González Cantú, en busca de información.
Cuentan que González Cantú le aseguraba que no había problema, que todas las observaciones hechas por la Auditoría Superior del Estado serían aclaradas, aunque la verdad es que no había elementos -concretamente los documentos oficiales- para lograrlo, de ahí que el ex Tesorero buscó en varias ocasiones entrevistarse con el auditor Alonso Godoy Pelayo.
Y lo mismo hizo Petersen Farah, quizás desconfiado de lo que le notificaba su ex colaborador o, bien, preocupado porque se daba cuenta de que, efectivamente, en los hechos las observaciones no eran solventadas y los cargos iban aumentando en cantidad hasta concluir en alrededor de 226 millones de pesos.
Claro, cantidad menor a los 1 mil 300 millones que le cargaron a su homólogo Juan Sánchez Aldana, en Zapopan.
Se asegura que Alfonso Petersen, como es obligado, sí fue notificado en tiempo y forma de las observaciones encontradas en su cuenta pública, pero hay quienes sospechan que González Cantú  no siempre le habló con la verdad, pues recuerdan su paso en las tesorerías de Zapopan y Tlajomulco, donde también se aplicaron cargos a las entonces administraciones panistas.
¿Cómo se tomará, pues, el hecho de que un integrante del gabinete del Gobierno del Estado despache como Secretario de Salud al tiempo de que la Auditoría le marca un cargo por más de 200 millones de pesos?