Por Hugo Luna

El desinterés por las tareas productivas del sector agrícola del estado por parte de las autoridades es un síntoma de autismo maicero.

No es posible que a 34 días que se ponga en marcha el TLCAN en su vertiente agropecuaria la secretaria de desarrollo rural no haga nada para mediar un conflicto que viven los productores de maíz con los industriales (Maseca y Minsa), esta dificultad se genera con la aplicación del Impuesto Empresarial a Tasa Única (IETU), que será aplicado a las personas físicas y morales de acuerdo con los ingresos que obtengan, independientemente del lugar en que éstos se generen.

Este gravamen se aplica bajo el cálculo de una tasa de 17.5 por ciento a la cantidad que resulte de disminuir la totalidad de los ingresos percibidos por las actividades económicas que los contribuyentes realicen.

La tonelada de maíz fluctúa los dos mil 355 pesos, los industriales se oponen a realizar compras a este precio a los agricultores, por el impacto que representa el IETU a los bolsillos de Maseca y Minsa.

Estas empresas han optado por dos vías, la primera de ellas es comprar la tonelada de grano a dos mil 100 pesos más el gravamen del 17.5 por ciento le sale al costo de cómo lo adquiría originalmente.

Y la segunda es aguantar hasta el primero de enero de 2008 para comprar maíz proveniente de Estados Unidos y Canadá. Ocasionando desplazamiento de producto local y que los almacenes estén ocupados a su total capacidad.

Al final de cuentas el gran perdedor como siempre es el agricultor y como dicen en el pueblo al perro más flaco se le carga las pulgas.