Por Julio César Hernández
 
Cuentan que ante no más de una veintena de comensales, Beatriz Paredes Rangel no se anduvo por las ramas y fue categórica en su dicho sobre los potenciales precandidatos o candidatos a los cargos de elección popular.
 
Les dijo que ella era capaz de ir en contra de un amigo si éste pretendía dañar o causar algún conflicto al PRI, como también era capaz de negociar, de llegar a un acuerdo, con su adversario priista si era para el bien del partido y éste le garantiza el triunfo.
 
Y ahí estaban: los dirigentes del partido estatal, de Guadalajara y de Zapopan, Javier Guízar Macías; Eduardo Almaguer y Carlos García; el senador Ramiro Hernández García; los ex gobernadores; los ex candidatos a la gubernatura Eugenio Ruiz Orozco, Jorge Arana Arana y Arturo Zamora Jiménez; y los dirigentes de los sectores del partido.
 
El lugar de la reunión fue un salón ubicado por la avenida López Mateos, donde se reunieron a cenar después del brindis que Paredes Rangel encabezó en la sede del partido.
 
Para quien quiso entender el mensaje de la tlaxcalteca, entendió que para definir candidaturas no se tomarán en cuenta las encuestas que pudieran hacer públicas los interesados. Les dijo que ella no tomará estos instrumentos de medición, salvo para registrar el grado de rechazo que los aspirantes tienen de la ciudadanía.
 
Y reiteró que el perfil que el partido quiere de sus candidatos debe contener las siguientes características: Buena imagen pública, capacidad para el ejercicio del poder, capacidad para generar consensos, que no divida, que no genere rechazo; y que no esté ligado a escándalos.
 
Seguramente más de uno de los presentes “tragó saliva” o no le cayó bien la cena, pues prácticamente las palabras de su dirigente, tanto en esa cena como en la reunión en el partido, donde dijo que quería candidatos que no tuvieran “cola que les pisen”, los estaba marginando de cualquier proceso.
 
Ya confirmaremos próximamente las repercusiones de esta visita..