Julio César Hernández
Hoy se cumple el primer año del fallecimiento de Carlos Briseño Torres, ex rector de la Universidad de Guadalajara, y quien desde el cargo emprendió una lucha en contra de su antecesor Raúl Padilla López, líder moral del Grupo de la Universidad de Guadalajara.
¿Cómo recordar a Carlos Briseño ante la manera en que murió, ante las circunstancias que rodearon su muerte, frente a la intensidad con que vivió sus últimos días, a partir de que decidió “romper” con quien lo impulsó y apoyó para obtener el cargo de rector de la UdeG?
Si el homenaje que hoy se le rendirá en la Rampla Cataluña no toma otro rumbo diferente al que han marcado sus organizadores, creo que así hay que recordarlo: como un universitario más que ocupó el máximo cargo de esta Casa de Estudios y que desde su perspectiva pretendió reformar.
Recordémoslo como quieren recordarlo los organizadores de su homenaje:
Como el “hombre que supo escuchar y se atrevió a ser diferente.  Nos interesa reconocer post mortem, a quien vislumbró la verdadera necesidad que tiene México de generar oportunidades de espacios en las aulas para los jóvenes de hoy. Nos interesa reconocer en la memoria de Carlos Briseño al hombre que se salió de los patrones establecidos”.
Así recordémoslo, dejando a un lado las motivaciones políticas -porque las tenía y no debemos ocultarlas o ignorarlas- que lo llevaron a emprender una lucha que de antemano sabía que era difícil de ganar.
Pero que se atrevió a emprenderla. Así nada más.