Por estos días Eduardo Rosales Castellanos, el dirigente estatal del PAN en Jalisco, anda festejando que logró meterle un golazo al próximo Presidente Municipal de Guadalajara a la hora de nombrar a los titulares de las direcciones del gobierno municipal que inicia el próximo primero de enero.

Sin embargo, la temprana voracidad política de Rosales Castellanos y su incapacidad de ceder espacios a otras corrientes dentro del próximo gobierno tapatío podría impedirle recomendar a miembros de su grupo para ocupar lugares en el próximo gobierno estatal de Emilio González Márquez.

Así podría perder lo más por lo menos.

El doctor Alfonso Petersen Farah, próximo alcalde tapatío, les cedió a Eduardo Rosales y a su grupo político 14 de las 17 direcciones que integran el cuerpo del gobierno municipal de Guadalajara. Por eso el dirigente estatal panista anda cantando fuerte su victoria.

Las condiciones que se dieron para que el doctor Petersen acabara entregándole a Eduardo Rosales prácticamente el control de su gobierno fueron varias, pero podrían destacarse tres.

Una, la llegada de Francisco Ramírez Acuña a la Secretaría de Gobernación. El ex gobernador es también el jefe político de Eduardo Rosales y fue quien le dio la primera oportunidad política al próximo alcalde. La fuerza política que asume ahora Ramírez Acuña deslumbró a Alfonso Petersen, quien acabó cediendo el control de su gobierno.

Dos, la inexperiencia política del propio alcalde electo. El doctor Alfonso Petersen se está dando cuenta de que la política es más difícil de lo que parece. Su problema es que le está tocando aprender en el ejercicio del poder y siendo responsable de una administración municipal. La experiencia de estar sujeto todos los días a presiones de diferentes tipos y de diversos orígenes lo está llevando a cometer novatadas y a dejarse chamaquear por quienes llevan más horas de vuelo, como Rosales Castellanos.

Tres, la falta de equipo propio. Aunque tiene algunos colaboradores que lo acompañaron ya en la Secretaría de Salud, lo cierto es que el doctor Petersen no cuenta con un equipo político propio y suficiente para cubrir las principales áreas de un gobierno como el tapatío. Quien se perfilaba como su brazo derecho, José de Jesús Levy García, prefirió abandonar el barco antes de que zarpara y se fue como oficial mayor de la Sagarpa que conduce Alberto Cárdenas.

Fue en esta coyuntura en la que Eduardo Rosales y asociados lograron servirse con la cuchara grande y quedarse con casi todo el gobierno municipal de Alfonso Petersen, desplazando así a otros grupos que esperaban tener alguna representación en ese gobierno municipal. Uno de esos grupos es el del gobernador electo Emilio González Márquez.

Los grupos desplazados esperarán, como acostumbran, la oportunidad de cobrarle a Rosales Castellanos su voracidad.

En el caso específico del grupo de Emilio González, la oportunidad de ajustar cuentas con Eduardo Rosales puede estar muy próxima: cuando llegue el momento de designar a los miembros del equipo del Gobierno del Estado.

Al no haber sido incluidos representantes del grupo del próximo gobernador de Jalisco en el gobierno municipal de Guadalajara, Eduardo Rosales le estaría dando un fuerte pretexto a Emilio González para no aceptarle ningún recomendado, con el argumento de que quienes no fueron admitidos en la administración de Alfonso Petersen necesitan ahora ocupar espacios en la administración estatal, disminuyendo el número de lugares disponibles.

Si esta fuera la reacción de Emilio González el dirigente estatal panista habría cometido un gran error al darle rienda suelta a su voracidad política, cerrándose el acceso a los importantes espacios del gobierno estatal, y resignándose con los del orden municipal que ya consiguió y ahora festeja. *Publicado el 18 de Diciembre de 2006.