Los funcionarios públicos, dijo en una ocasión Miguel de la Madrid Hurtado, voltean a ver a su superior jerárquico y tienden a ajustar su comportamiento de acuerdo con lo que ven en el de arriba.

Esto debería considerarlo el Gobernador Emilio González Márquez, quien debería estar conciente que con su comportamiento pone el ejemplo y manda un mensaje a toda la burocracia jalisciense.

Según el ex Presidente de la República, el responsable de un Gobierno es observado atentamente y se convierte en un ejemplo permanente de todos sus subalternos por lo que su comportamiento será una pauta a seguir por el resto de los funcionarios públicos de ese gobierno.

Es decir, si el titular es un funcionario austero en el uso del gasto público, honesto, disciplinado y responsable, quienes están por debajo de él en la jerarquía burocrática sabrán que no pueden despilfarrar los recursos públicos, ser corruptos e irresponsables sin correr el riesgo de ser sancionados por su superior.

Por el contrario, si el responsable del gobierno es despilfarrador, deshonesto e irresponsable, el resto de la burocracia sabrá que cometer esos excesos no es mal visto por quien tiene la máxima responsabilidad en la administración pública o que, por lo menos, su superior no tendrá la autoridad moral para llamarlo a cuentas.

Eso debe obligar al gobernante a entender que su comportamiento tiene un impacto mayor del que cree y debe estar conciente que con sus actitudes prácticamente está mandando una señal de motivación hacia el resto de los funcionarios acerca de ciertas prácticas y ciertas actitudes.Los Ejemplos de Emilio

Durante las primeras semanas de su administración Emilio González no ha enviado las mejores señales a la burocracia del Gobierno Estatal.

La integración de parientes suyos a la nómina gubernamental constituye una invitación para que el resto de los funcionarios incurran también en la práctica del nepotismo, pues el Gobernador ya ha hecho una justificación para beneficiar a la familia con el presupuesto público.

Por eso no resulta extraño que, además de los apellidos de la familia del Gobernador, empiecen a aparecer los apellidos de sus Coordinadores Generales y Secretarios en las nóminas del gobierno.

Por supuesto que el ejemplo habrá de cundir hacia abajo y pronto veremos que los mandos medios también empiezan a llamar a sus familiares a cubrir plazas que otros tienen derecho a cubrir.

Con la construcción frustrada de una cancha de squash de vidrio en Casa Jalisco Emilio González tampoco está mandando una señal de austeridad y esmero en la administración de los recursos públicos.

Jalisco está viviendo una etapa de un escandaloso despilfarro del dinero público por parte de los principales funcionarios públicos de los tres poderes y no poner un alto a esa práctica pone en riesgo la viabilidad y funcionalidad del gobierno a futuro. En estos momentos, más que un Gobernador derrochador hace falta uno que con su ejemplo y reformas legales obligue a revertir la tendencia y manejar con eficiencia el erario para los fines para los que se recauda: mejorar la vida de los ciudadanos, no de los gobernantes.

Al no mostrar síntomas de arrepentimiento por la construcción frustrada de la lujosa cancha de squash, el Gobernador demostró que la marcha atrás en la obra no fue producto de la convicción sino de la presión de la opinión pública.

El nuevo Gobernador también ha puesto un mal ejemplo cuando ha optado por mentir acerca de decisiones de gobierno, no obstante que en algunos casos las evidencias en contrario son abrumadoras.

También ha enviado un mensaje equivocado a la burocracia al crear, sin aceptar siquiera el debate, dos Coordinaciones y un Instituto de Política Familiar sin hacer los necesarios cambios en la ley que regula el funcionamiento del Poder Ejecutivo. Siguiendo su ejemplo y justificación no nos extrañemos si empiezan a aparecer por todos lados órganos de gobierno y nuevas dependencias en las dependencias creadas a capricho de los funcionarios.

Emilio González debe entender que todos los días y a todas horas miles de funcionarios públicos en el estado lo observan detenidamente para detectar cuáles son las formas y el estilo de gobernar del nuevo gobernante, y que muchos de ellos ajustarán su comportamiento al ejemplo que les ponga el Gobernador.

Del ejemplo que ponga el Gobernador dependerá en mucho que los jaliscienses tengamos una burocracia que cuide los recursos públicos que administra, respetuosa de las leyes y honesta en su comportamiento y ante la sociedad, o que tengamos burócratas entregados al despilfarro, la corrupción, la ilegalidad y la mentira.