Julio César Hernández
Para los expertos en la materia, en la creación del Instituto de Justicia Alternativa los diputados incurrieron en una aberración que más valdría corregir a tiempo y que ha sido señalada ya por el presidente del Poder Judicial, magistrado Celso Rodríguez González.
Y es que resulta que en la integración del Consejo del Instituto, se somete al propio Poder Judicial, e inclusive a los otros dos poderes -el Ejecutivo y el Legislativo- a la autoridad de un solo hombre que es el director general del Instituto, Rafael Castellanos, y quien es el que preside el Consejo, dejándose a un lado las jerarquías.
Pero no es lo único. Sino que por obra y gracia de los diputados -que parece que en todo están menos en lo suyo-, con la integración de este Consejo resulta que ahora los legisladores y el Ejecutivo tendrán también la tarea de impartir justicia.
Ya de por sí es un error que sea el Legislativo y no el Judicial el que creó este Instituto, pero a eso súmele que ahora serán tres poderes los que impartan justicia y no sólo uno -el Judicial-.
Bueno, el Consejo del Instituto de Justicia Alternativa está integrado por el Director General del mismo, que es quien lo preside; por el Gobernador del Estado o un representante; por el Procurador de Justicia del Estado; por el Procurador Social; por el presidente del Poder Judicial o un representante; por los presidentes de las comisiones de Puntos Constitucionales y el de Justicia; y por un Juez, designado por el Consejo de la Judicatura.
Obsérvese, pues, como los titulares del Ejecutivo y del Judicial quedan en calidad… ¡de simples consejeros! Bajo la autoridad del Director General del Instituto de Justicia Alternativa. Y el Poder Judicial tiene, en este órgano de impartición de justicia, solamente dos votos. O sea, es minoría.
¿No es esta una aberración más de nuestros diputados, que están más preocupados por la “grilla” que por cumplir con su responsabilidad?