Gilberto Pérez Castillo

Un gobernador, para ser realmente eficiente, requiere de tener un liderazgo que sea reconocido por una buena parte de la comunidad que gobierna.

Solamente con un liderazgo fuerte se pueden emprender los cambios importantes que las sociedades y las instituciones requieren de tiempo en tiempo.

En la caso de Jalisco, es evidente que el gobernador Emilio González Márquez cuenta con la representación legal que de da el haber ganado el cargo en las elecciones, pero que no cuenta con el liderazgo que se necesita en estos días para hacer una transformación de fondo en el estado.

  • Emilio González no ha presentado hasta hoy un proyecto de estado que indique, por lo menos, que tiene una idea del Jalisco que se requiere construir para el presente y el futuro.
  • El gobernador se ha empeñado en tomar decisiones en contra de las opiniones de sus gobernados, impulsando proyectos inviables o superfluos.
  • Emilio González ofendió a los muchos jaliscienses que no piensan como él, alejándose de una porción importante de la ciudadanía.
  • El gobernante no tiene la capacidad de convencimiento en el Congreso para impulsar cambios legislativos.
  • El mandatario no cuenta al día de hoy ni con el apoyo contundente de la dirigencia estatal de su partido.

Ante esta falta de liderazgo en Casa Jalisco, a los jaliscienses nos quedan dos caminos: resignarnos a perder un sexenio más u obligar al gobernador a enmendar el camino.