Por Julio César Hernández
 
¿A qué le estará apostando José Mendoza Barrientos, presidente municipal de La Barca, que decidió ponerle a dos calles o andadores del fraccionamiento Villafuerte, los nombres del gobernador Emilio González Márquez y deñ director de la Inmobiliaria y Promotora de la Vivienda de Interés Público del Estado (Ipovipre), Jorge Sánchez Martínez?
 
¿Acaso espera que llegue un nuevo munícipe -¡si es que no se le ocurre antes él!- y decida extenderle el nombre a este municipio para llamarse “La Barca de Mendoza Barrientos”?
 
Si ya hay municipios que se llaman: Acatlán de Juárez, San Juanito de Escobedo, Atemajac de Brizuela, Autlán de Navarro, San Martín de Bolaños, Tamazula de Gordiano, Techaluta de Montenegro, Teocuitatlán de Corona, Tepatitlán de Morelos, Tlajomulco de Zúñiga y Yahualica de González Gallo, ¿por qué no puede haber La Barca de Mendoza Barrientos?
 
Digo, porque no obstante su origen priista, el alcalde José, Mendoza consideró que por el simple hecho de hacer realidad la construcción de un fraccionamiento y beneficiar con casas a varios habitantes del municipio, González Márquez y Sáncjez Martínez se merecían que una calle del lugar llevara sus nombres.
 
Si ese es el razonamiento del alcalde, que no nos extrañe, entonces, que crea que él merezca que su municipio lleve sus apellidos, luego de todo lo que hizo a lo largo de tres años.
 
Pero si a esas vamos, valdría preguntarle a Mendoza Barrientos quién tiene más méritos en la construcción de esas casas: ¿el gobernador y el director del Iprovipe o las decenas de albañiles que colocaron bloque por bloque?
 
Si de méritos se trata, los hombres de la “cuchara” deberían de tener su nombre en esas calles, ¿o no Mendoza Barrientos?