Cuando el Gobernador Emilio González Márquez extendió sus brazos y exclamó “Líderes de Jalisco, por el Pueblo, Uníos”, muchos de los asistentes a la instalación de las Mesas de Trabajo de la llamada Gran Alianza por Jalisco entendieron que ésta era una más de las huecas puestas en escena a las que nos tiene acostumbrados quien hoy gobierna el Estado.

El llamado del Gobernador se daba el pasado 23 de Abril en el Patio Mayor del Instituto Cultural Cabañas, a donde fueron convocados quienes, desde la perspectiva del equipo del Gobierno, son los líderes más representativos de Jalisco.

Ante cientos de liderazgos, reales o supuestos, el Gobernador Emilio González llamaba a dejar atrás a la desunión entre los jaliscienses para empezar a construir un proyecto de unidad.

Pero la Gran Alianza empezaría a hacer agua muy pronto. Eduardo Rosales Castellanos, el Presidente del PAN en Jalisco, y Jorge Salinas Osornio, el coordinador de los Diputados Locales Panista, se encargaron de poner en duda los verdaderos alcances del proyecto.

No son sólo estos compañeros de Partido del Gobernador quienes ponen en duda que la Gran Alianza pueda dejar realmente algo bueno a Jalisco. Muchas dudas fundadas dejan ver que desde ahora se puede augurar que este proyecto, que nos costará muchos millones a los jaliscienses, en la realidad dejará muy pocos beneficios al Estado.

Veamos algunas consideraciones.

  1. La Gran Alianza carece de una metodología que permita realmente hacer un diagnóstico y un proyecto de desarrollo útiles para cada una de las regiones y de cada uno de los sectores productivos de Jalisco.

Una metodología adecuada permitiría, en diferentes etapas, realizar un trabajo verdaderamente útil que integrara un diagnóstico de la situación de cada región y de cada actividad económica, detectar las vocaciones de cada comunidad y de cada región, ubicar los obstáculos que impiden el desarrollo de esas vocaciones y establecer las acciones a tomar para empujar a las comunidades y regiones al desarrollo.

Este tipo de trabajos, con una metodología adecuada, ya se han realizado en Jalisco y han costado mucho dinero. Uno de ellos fue el que realizó en los 90 el Tec de Monterrey por encargo de la Sedesol y que constituye el trabajo más amplio y serio que se haya realizado hasta hoy en el Estado. Pero todo ese esfuerzo y dinero se echaron a la basura porque los siguientes gobiernos lo ignoraron.

  1. El Gobierno de Emilio González optó por el tipo de convocatorias a las que nos tenían acostumbrados los Gobiernos del PRI; esas que privilegian el llamado a los dirigentes formales y que dejan a un lado a los liderazgos sociales reales.

Quienes estuvieron en el acto del Instituto Cabañas son una buena cantidad de dirigentes formales, muchos de ellos representando simples membretes, pero los verdaderos liderazgos sociales, los que conocen realmente la situación de la gente y de las regiones, fueron de nueva cuenta ignorados.

¿Acaso ignorará el Gobierno de Emilio González que la gran mayoría de los Micro, Pequeños y Medianos empresarios de Jalisco no están afiliados a la Coparmex, ni a la Canirac, ni a la Concanaco?

¿O de verdad pensarán Emilio González y sus allegados que Rafael Yerena, Antonio Álvarez Esparza y Alfredo Barba representan genuinamente los intereses de los trabajadores del Jalisco?

  1. La ausencia de instrumentos del Estado, que obliguen legal, política y moralmente al seguimiento de los Proyectos de Planeación de mediano y largo plazos, hace que la viabilidad de proyectos como la Gran Alianza sea prácticamente nula.

Como se sabe, cada nueva Administración cae en la tentación de echar por la borda los planes y los proyectos realizados por sus antecesores, con el fin ridículo de dejar su propia huella a la posteridad. Por eso, si realmente se lograra hacer de la Gran Alianza un proyecto de desarrollo para Jalisco, éste tendría a lo máximo cinco años de vida.

En lugar de trabajar en este tipo de esquemas, que van enfocados más al ruido que a los resultados, el Gobernador Emilio González hubiera hecho más si se hubiera concentrado en crear primero esos instrumentos del Estado que hagan viables los proyectos de largo plazo que deben trascender a varias administraciones.

  1. Es evidente que el Gobierno de Emilio González está desdeñando consultas y estudios que ya se han realizado en el pasado y en los cuales se han invertido mucho dinero y muchas horas de participación ciudadana.

Entre los antecedentes que existen está el realizado en los 90s por el Tec de Monterrey con financiamiento de la Sedesol y que seguramente es el mejor que se ha hecho hasta ahora en el Estado.

También están los estudios que se hicieron para conformar el Proyecto de Regionalización del Gobierno de Alberto Cárdenas Jiménez, el llamado Jalisco a Futuro y toda la información disponible en el Coplade.

Hubiera sido deseable que, antes de arrancar la Gran Alianza, quienes son sus responsables se hubieran puesto a trabajar en rescatar estos documentos para presentar un documento de arranque, en base a esos estudios ya realizados.

  1. Desde ahora podemos adelantara que cuando esté terminado el documento final de la Gran Alianza nos saldrá el Gobierno de Emilio González con la noticia de que no hay dinero para hacer lo que los jaliscienses dijeron que se debe hacer para llevar a Jalisco al desarrollo.

Uno de los resultados que arrojan consultas como la Gran Alianza es una larga lista de obras y acciones de Gobierno que los diferentes sectores y las difere
ntes regiones necesitan para mejorar sus condiciones de desarrollo. Pero ni el uno por ciento de esas obras y acciones se pueden realizar con los presupuestos que manejan los Gobiernos, por lo que todo acaba en una larga lista de peticiones que no habrán de ser satisfechas.

Como puede apreciarse, no se trata de ser negativos ni pesimistas, pero existen elementos para pensar que la Gran Alianza tiene pocas o nulas probabilidades de ser un éxito y que sólo se trata de otra ocurrencia y puesta en escena del Gobernador Emilio González.