Su nombre apareció “tímidamente” entre quienes fueron mencionados como prospectos para llegar a la secretaría general de Gobierno en sustitución de Arturo Zamora Jiménez.
En el mismo gabinete muy pocos sabían que él sería el elegido para cubrir ese cargo, pero mantuvieron férreamente en secreto su nombre. Su razón habrán tenido, además de la advertencia del gobernador Jorge Aristóteles Sandoval Díaz de no “filtrar” el nombre.
Pero el hecho de que Roberto “El Chino” López Lara se convierta en el nuevo secretario general de Gobierno es simplemente lógico y natural, lo que pasa es que la mayoría de quienes no advertimos sus amplias posibilidades de serlo nos dejamos llevar más por el escenario que llevó a Zamora Jiménez  a la secretaría general al inicio de la administración estatal y no que hoy era otro momento.
Por ello su designación no debe sorprendernos, pues como subsecretario de Asuntos del Interior que fue conoce muy bien los asuntos y temas que en la materia le interesan al gobierno de Sandoval Díaz; sabe en qué condiciones se encuentran dichos asuntos. Como segundo de abordo de Zamora, le correspondió atender muchos de ellos, hoy algunos resueltos y otros pendientes.
Sobre la designación de López Lara, la opinión de las diversas fuerzas políticas ha sido de acuerdo a como les ha ido “en la feria”. Eso es entendible. Como es entendible que el Mandatario estatal recurra a sus hombres de mayor confianza para ocupar cargos como el que ahora tiene encomendado “El Chino” López.
Todos los gobernadores han tenido en la secretaría general de Gobierno a sus hombres de mayor confianza: Guillermo Cosío Vidaurri con Enrique Romero González, fallecido la semana pasada; Carlos Rivera Aceves con José Luis Leal Sanabria; Alberto Cárdenas Jiménez con Raúl Octavio Espinoza, primero, y Fernando Guzmán Pérez Peláez, después; Francisco Ramírez Acuña con Héctor Pérez Plazola, primero, y Gerardo Octavio Solís Gómez después; y Emilio González Márquez con Fernando Guzmán Pére Peláez.
¿Cuál es la diferencia, entonces, que Aristóteles Sandoval coloque ahí a Roberto López? Ninguna.
Vale la pena advertir la incongruencia que desató este nombramiento. Cuando llegó Zamora a esta posición, se dijo que fue una imposición del centro y eso se criticó. Ahora esos mismos críticos cuestionan que Aristóteles haya decidido y designado en el cargo a uno de sus hombres cercanos.
Pero ya nada de eso debe sorprendernos. Lo que ahora debemos esperar es que Roberto López Lara esté a la altura de la responsabilidad que le entregó el Gobernador del Estado, pues si por ahora el estado está en plena calma, ahora que está al frente de la secretaría general de Gobierno la entidad no puede “incendiársele”, mucho menos en vísperas de entrar a un proceso electoral donde la actividad política estará bajo presión.