Por Julio César Hernández
 
El próximo viernes el cardenal Juan Sandoval Iñiguez cumplirá 75 años de vida.
 
Sin duda que los mariachis llegarán a temprana hora a entonarle “Las Mañanitas” y más tarde comenzará, como año tras año, el desfile de personajes -de todos los colores, sabores y oleres- a felicitarlo y manifestarle sus mejores deseos. Seguramente este festejo no será diferente a como han sido los años anteriores desde que asumió la titularidad de la Arquidiócesis de Guadalajara, tras la muerte del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo.
 
Pero a diferencia de años atrás, esta celebración tendrá un ingrediente obligado: su renuncia ante el papa Benedicto XVI como Arzobispo de Guadalajara.
 
Así lo marca el canon 401 del Código de Derecho Canónico y así lo cumplirá el cardenal Sandoval Iñiguez. Sólo los ignorantes han especulado sobre la posibilidad de que no lo haga.
 
Es cierto que su renuncia no aplicará al día siguiente de haber sido presentada. Pueden pasar todavía varios años para que el Papa decida relevarlo de tan alta responsabilidad, designando a su sucesor, que es sólo cuando el cardenal Juan Sandoval dejaría de encabezar la diócesis.
 
Sin embargo, llegar a los 75 años de edad y cumplir con su obligación como lo marca el Código Canónico no es sino el anuncio previo de los cambios que vendrán en la vida no sólo religiosa -y particularmente dentro del catolicismo-, sino social y política de Jalisco, con la ausencia de un hombre como el Cardenal, cuya voz se ha dejado escuchar a lo largo y ancho del país de manera firme y categórica.
 
Después del viernes 28 dos preguntas valdrán: ¿Cuándo el papa Benedicto XVI hará efectiva su renuncia? y ¿Quién será su sucesor?
 
La respuesta a la primera pregunta tardará, sin duda, pues el cardenal Sandoval es un hombre fuerte, con mucho vigor, con toda su capacidad para seguir gobernando esta Arquidiócesis por varios años más.
 
Pero la respuesta a la segunda es la que generá mayor inquietud. ¿Qué perfil tendrá quien lo suceda en el cargo? ¿Un perfil como el del cardenal José Garibi Rivera, como el del cardenal José Salazar, como el de Posadas Ocampo o como el del propio Sandoval Iñiguez? Cada uno tiene su propia característica y cada perfil valdrá de acuerdo a los tiempos que hoy vive la Iglesia Católica en el mundo y en el país.
 
Esta, pues, será la gran incógnita que se abra a partir del viernes 28.
 
¿Quién sucederá al cardenal Juan Sandoval Iñiguez?